Ley numeró 11 de la robótica: un robot no matará a ningún ser humano. A no ser que fuera para defender a uno. Por esta ley un androide siempre irá acompañados a una escena del crimen.
No podría aplicar leyes en que se mata al criminal y si es atacado por uno no se defendería. Cada vez que 13 mataba derramaba lágrimas de dolor, de culpabilidad por quitar una vida. Pero nadie podía verla debido a su casco rojo.
Ella se alegraba de ello, consideraba que mostrar lágrimas ante otros era un símbolo de debilidad y esta vez no fue la excepción. Nadie se percató de su sufrimiento. 4 androides se llevaron a los cadáveres. Tenían tanta fuerza que podían levantar a una persona sin dificultad.
- ¿Vamos jefa?- pregunto uno de los ejecutores que la acompañaban, llamado 10. No respondía, solo observaba sus manos manchadas de sangre.
- 13?- pregunto
- Vamos- respondió la mujer del traje deus. Luego de salir del edificio, subieron al coche de policía. El coche se elevó sobre el suelo y los otros vehículos se apartaron al escuchar la sirena. Los coches ya no tenían ruedas y se elevaban por encima de la carretera. No tenían la suficiente potencia para volar. Pero se ascendían sobre el suelo por toda la ciudad.
En una habitación de la comisaría les esperaba el comandante, robusto y de pelo corto.
- Buen trabajo 13 y 10, como siempre- comentó con una sonrisa.
- Gracias comandante- Dijo con voz fría. 13 se sacó el casco rojo, su pelo negro color azabache le caía por el cuello y sus bonitos ojos verdes hicieron que el comandante se le quedara mirando, sin decir nada.
- ¿Pasa algo?-pregunto ella.
- Perdona, vamos a ver la grabación de los autómatas-
Los robots proyectaron en la pared lo que grabaron con sus ojos. De ellos salía la proyección, como si de un proyector se tratase. En ella se veía a los tres nobles confesando sus crímenes.
- Con esto tenemos suficientes pruebas de porque los mataste-
- Siempre es un placer contar con tu ayuda 13- Comentó con una sonrisa 10.
Con esta grabación el caso quedó concluido y volvió a su casa. La ejecutora regresó a casa y Se sintió repentinamente vacía, como si acabase de dar sangre. Por un momento pensó que las piernas no el Iván a sostener. Nadie la esperaba, la profunda Soledad de su hábitat no hacía más que empeorar su malestar mental. Sentía como si su traje le asfixiara y tan rápido como pudo se lo quitó. Cada vez que asesinaba se sentía sucia, odiaba hacerlo. Ella se justificaba diciéndose que lo hacía por la justicia, pero había algo dentro suyo que le decía que estaba equivocada. El agua de la ducha mojó su largo pelo negro. Al salir del baño se sintió mejor, era como si hubiera purificado su alma. Luego se fue a dormir. Al día siguiente el comandante le avisó que habían localizado a unos terroristas.
4 horas después de despertarse estaba delante de su guarida, junto con 3 androides. Creyeron que no haría falta enviar a ningún ejecutor más.
El detector de la puerta la analizo y se abrió automáticamente. -Era extraño que pudiera entrar tan fácilmente, no hay duda que me han tendido una trampa. -pensó
-¡Soy una ejecutora, rendiros sin ofrecer resistencia¡-! Grito mientras entraba. El hombre y mujer que había delante le respondieron Con dos tiros en el pecho.
Sus balas no le hicieron ningún daño y sin tiempo de sentir dolor cayeron al suelo, con un agujero en la cabeza. Los robots grabaron la escena con sus ojos cibernéticos.
13 escucho el sonido de un televisor y se desplazó hacia la habitación. Dentro de ella vio algo que le rompió el corazón. Había un niño pequeño mirando la televisión. Este niño cambiará su futuro y su forma de pensar para siempre.
Continuará
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La ejecutora XIII
Science FictionEn el futuro, después de la tercera guerra mundial la mayoría de las ciudades del planeta han sido destruidas. Una de las pocas que ha quedado intacta ha construido una gran muralla. Se dice que es de las pocas ciudades sin crímenes en el mundo. Los...