No supe nada de él hasta el sábado por la tarde, cuando mi gema vibró y se tornó de un negro intenso.
Mattheo: Soy un hombre libre
Rosalie: ¿La Profesora McGonagall te ha mantenido encerrado durante tres días?
Mattheo: Peor... Me ha enviado a casa
No sabía muy bien qué responder a eso.
Mattheo: ¿Nos vemos esta noche en la fiesta?
Rosalie: Solo si me prometes que cantarás una canción en el karaoke.
Mattheo: Podría cantar... O podría hacerte cantar a ti... En mi cama.
Rosalie: Hasta luego, idiota.
Por Merlín, ¿en qué momento de mi vida había empezado a considerar a Mattheo Riddle como alguien gracioso y divertido? O, quizá la que había cambiado era yo...
Mientras buscaba en mi armario qué ponerme esa noche, me sorprendí a mí misma pensando que quería llevar algo que llamara la atención de Mattheo Riddle. Definitivamente, algo estaba muy mal en mi cabeza.
Me decanté por un vestido corto. Era uno de mis preferidos, y siempre había creído que me sentaba bien: era ajustado y anudado al cuello, dejando la espalda al descubierto. Decidí combinarlo con unas botas negras hasta la rodilla con un tacón incomodísimo, y simplemente me maquillé las pestañas y me puse carmín rojo intenso.
La Sala Común estaba en pleno apogeo cuando llegué. Definitivamente, los Slytherin sabían cómo divertirse. Era el primer sábado de mes, así que los alumnos ya habían montado un escenario improvisado para el karaoke. Sonreí cuando vi a Pansy sobre el escenario cantando a todo pulmón una de las canciones de las Brujas de Machbeth.
Inevitablemente, busqué a Mattheo entre la multitud. Estaba en el centro de la sala, rodeado de su séquito: Malfoy, Zabini y Daphne. Todavía me conmocionaba la forma en la que él siempre era el centro de atención, hiciera lo que hiciera. Era como ver a una divinidad rodeada de sus más fieles siervos. ¿Ocuparía algún día el lugar de su padre? ¿El lugar de Lord Voldemort? Seguramente. Era su destino. Pero, cuando sus ojos, normalmente fríos como el hielo, se posaron sobre mí y recorrieron mi figura de arriba abajo con avidez, me di cuenta de que no me importaba en absoluto.
¿Era una egoísta de mierda? Puede. Pero ya no podía seguir negándoselo al mundo, ni a mí misma. Me gustaba Mattheo Riddle. Necesitaba el contacto de sus manos sobre mi cuerpo de nuevo, se había convertido en una cuestión de supervivencia... Sí, era un psicópata, un mortífago. Pero, en el fondo, siempre había sabido que él no era el villano de mi historia. Así que, inconscientemente, había tomado una decisión egoísta, miserable y ruin: me dejaría llevar.
Tomé aire y me dirigí con decisión hacia Mattheo, que seguía observándome mientras se fumaba un cigarrillo. Mientras me acercaba, me di cuenta de que tenía una cicatriz con sangre seca en el puente de la nariz. Tragué saliva cuando recordé sus palabras de esa tarde: "Peor... Me han llevado a casa". ¿Se la habrían hecho sus padres? Intenté borrar esos pensamientos de mi cabeza.
—¡Guau! —exclamó, mientras me acercaba contoneándome hacia él. —¿Te has propuesto hacerme sufrir esta noche, princesa? —preguntó, entre divertido y arrogante.
Mattheo arrojó su cigarrillo al suelo, y lo apagó de un pisotón. Antes de volver a fijar su mirada en mí, hizo un simple gesto de cabeza, y Draco, Blaise y Daphne se alejaron.
—Creo que serás capaz de soportarlo —respondí, con una sonrisa coqueta.
Aunque intentaba aparentar seguridad, mi corazón latía con fuerza. Sonaban alarmas incesantes en mi mente: "¡Sal corriendo, Rosalie!". Pero, al parecer, mi cuerpo tenía otros planes.
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El Legado de la Oscuridad (Parte I): El Heredero de Slytherin
FanfictionRosalie Sallow es una joven bruja Sangre Pura que estudia en la Escuela Hogwarts de Magia y Hechicería. En su familia pesa una extraña maldición que se remonta más de un siglo atrás. Heredó de sus antepasados el amor por las artes oscuras y las cria...