Los murmullos jubilosos de los alumnos, llenos de emoción y expectación, inundaban el Gran Comedor. El Director Dumbledore, con su característica barba plateada y su mirada amable, se levantó de su silla en la mesa de profesores para dar inicio a la Ceremonia de Selección. Los alumnos de primer año, con sus túnicas impolutas y varitas en mano, esperaban ansiosos su turno.
—¿Cómo ha ido tu verano, Sallow? —preguntó Nott, a mi izquierda, mientras los jóvenes estudiantes de primero iban siendo seleccionados en sus respectivas casas.
—Me he pasado casi todo el verano en Roma —le dije, mientras me llevaba una porción de delicioso pollo asado a la boca.
—¿Entonces, no se supone que deberías estar bronceada? —bromeó, levantando una ceja, divertido.
—Idiota —reí, mientras le daba un pequeño codazo en las costillas.
—Chicos, no os vais a creer quién es el nuevo estudiante —dijo Pansy, apoyándose sobre la mesa frente a nosotros para que pudiéramos escucharla mejor. —Atentos —continuó, señalando a Dumbledore.
El director había vuelto a ponerse de pie, pero la expresión de su rostro había adquirido un tono serio y preocupado de repente.
—Estudiantes, profesores y personal de Hogwarts —comenzó Dumbledore, con voz solemne. —Hoy quiero daros la bienvenida a otro emocionante curso escolar en nuestra querida Escuela de Magia y Hechicería. Este año, Hogwarts se enfrenta a desafíos sin precedentes. El regreso de Voldemort ha traído consigo un aumento de la tensión y preocupación en la comunidad mágica. La seguridad de nuestros alumnos es de suma importancia, y tomaremos las medidas necesarias para garantizarla. Recordad, queridos estudiantes, que Hogwarts siempre le brindará ayuda a quién la necesite. Debemos mantenernos unidos y cuidarnos mutuamente en estos tiempos difíciles...
Sin dejar acabar el discurso de bienvenida del director, las puertas del gran comedor se abrieron de golpe. Todos los presentes se volvieron en su dirección, y allí, con una sonrisa torcida y desafiante, se encontraba él.
Era alto, de complexión musculosa, y con un aire de seguridad que capturaba la atención de todos los presentes. Su cabello castaño caía sobre sus ojos, lo que le daba un aspecto misterioso y enigmático. Sus ojos profundos y marrones examinaban con rapidez los rostros de los estudiantes sentados en las mesas, como si los estuviera evaluando.
Tenía la piel pálida, lo que resaltaba todavía más su marcada mandíbula, y una cicatriz que iba desde su ceja derecha hasta el pómulo, dándole un aspecto aún más amenazador. Pero, a pesar de su cicatriz, no podía negarse que era increíblemente atractivo.
Su manera de andar, segura, hacia el Sombrero Seleccionador, su apariencia imponente, y sus rasgos magnéticos, me intrigaron profundamente.
—Quiero dar la bienvenida a Hogwarts al nuevo alumno de sexto curso, Mattheo Riddle —finalizó Dumbledore, con sequedad.
Un grito ahogado inundó el Gran Comedor ante la mención del nombre del misterioso chico nuevo, seguido de un murmullo atronador.
—¿Riddle? —pregunté en un susurro, sin poder apartar la mirada de Mattheo mientras se sentaba en el taburete y la Profesora McGonagall le colocaba el Sombrero Seleccionador con cara de desagrado.
—Sí —respondió Pansy, frente a mí.
—¿Cómo... Tom Riddle? —fruncí el ceño, sin entender nada de lo que estaba sucediendo.
—¡Sí! —exclamó mi amiga. —Es su hijo. Después te lo contaré todo —me aseguró.
Inevitablemente, mi mirada se posó sobre Potter. A pesar de que estaba apretando la mandíbula con fuerza, no había sorpresa alguna en su rostro. Claramente ya le habían advertido que vendría. Pero, ¿cómo era posible que el hijo de Lord Voldemort viniera a Hogwarts?
Volví a concentrarme en Mattheo. Nunca había visto al Sombrero Seleccionador tardar tanto tiempo en designar la casa a algún alumno. Ni siquiera con Potter... Lo que incrementaba todavía más el silencio tenso que se había instaurado en el Gran Comedor.
De pronto, los ojos oscuros de Mattheo Riddle se cruzaron con los míos por primera vez, provocando que un escalofrío recorriera toda mi columna vertebral. El chico, me guiñó un ojo, con una sonrisa arrogante, lo que me hizo apartar rápidamente la mirada, avergonzada por haberlo estado mirando durante tanto rato.
—¡Slytherin! —gritó, por fin, el Sombrero Seleccionador.
Nadie aplaudió. Ni siquiera los estudiantes de Slytherin. El Gran Comedor estaba sumido en un silencio sepulcral. Pero a Mattheo Riddle no parecía importarle en absoluto. Se levantó con parsimonia y emprendió su camino hacia nuestra mesa, sentándose en el extremo más cercano a la puerta, entre Draco Malfoy y Blaise Zabini.
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El Legado de la Oscuridad (Parte I): El Heredero de Slytherin
FanfictionRosalie Sallow es una joven bruja Sangre Pura que estudia en la Escuela Hogwarts de Magia y Hechicería. En su familia pesa una extraña maldición que se remonta más de un siglo atrás. Heredó de sus antepasados el amor por las artes oscuras y las cria...