Me desperté sobresaltada cuando Morgana saltó sobre mi almohada. La tenue luz azulada del lago se filtraba a través de las ventanas. Ya casi estaba amaneciendo, y Pansy estaba desperezándose en su cama.
—Ayer te fuiste a dormir muy temprano —se quejó, adormilada. —Ni siquiera tuvimos tiempo para comentar que parece ser que alguien ha llamado la atención del Heredero de Slytherin —levantó una ceja, burlona.
—No quiero ni oír hablar de ese imbécil arrogante —dije, poniendo los ojos en blanco.
—¡Venga ya, Rosalie! ¡Está buenísimo! —suspiró, colocándose una mano en el pecho. —¡Y es descendiente del mismísimo Salazar Slytherin, por Merlín!
—Y un completo idiota que cree que todo el mundo debería estar a sus pies por el simple hecho de respirar —fruncí el ceño.
—Bueno, no tienes que casarte con él, pero ¿qué tal un poco de diversión? —sugirió, divertida.
—¿Diversión? —reí con incredulidad, lanzándole una almohada. —No, gracias, me gustaría conservar mi cordura.
Después del desayuno, Pansy y yo nos dirigimos al Aula de Defensa Contra las Artes Oscuras. Theo había decidido no cursar esa asignatura durante ese año, así que, cuando Pansy corrió a sentarse en el sitio libre que quedaba al lado de Malfoy, puse los ojos en blanco y decidí sentarme con Anthony Goldstein, un chico de Ravenclaw.
—¿Te importa si me siento aquí? —le pregunté.
—Por supuesto que no, Rosalie. Adelante, siéntate —respondió Anthony, sonriendo amablemente.
Me senté a su lado y saqué mis libros y pergaminos, preparándome para la clase. Anthony era conocido por ser un estudiante aplicado y amigable, así que no me importaba compartir mi espacio con él. Además, no podía negarse que el verano le había sentado bien: estaba más alto y musculoso, y su cabello castaño y despeinado le confería un aire despreocupado que emanaba calma mientras sus ojos me sonreían con calidez.
Cuando el Profesor Snape entró en el aula, no pude evitar posar mi mirada un segundo sobre Mattheo Riddle, que estaba sentado junto a Daphne Greengrass en la última fila. Mientras la chica se aferraba a él descaradamente, el semblante de Riddle destilaba un aburrimiento mortal.
—Hoy aprenderéis a lanzar el Encantamiento Patronus —empezó Snape. —Se trata de un encantamiento sumamente complicado y difícil, el cual canaliza las emociones positivas del usuario para conjurar una poderosa protección parcialmente tangible, capaz de evocar energía positiva, conocida como Patronus o espíritu guardián. Existen dos usos conocidos para el encantamiento Patronus. El primero y principal consiste en ahuyentar a ciertas criaturas oscuras, como los dementores o los lethifolds. El otro, consiste en utilizar el Patronus como medio de comunicación. Estos pueden entregar mensajes, emitidos por la misma voz del usuario. Para lanzar este encantamiento, debéis focalizar vuestra mente en el recuerdo más feliz que tengáis. Cuanto más feliz sea el recuerdo, mejor funcionará el hechizo. Después, dibujad en círculos con la varita y pronunciad "Expecto Patronum". Adelante, practicad por parejas —ordenó el profesor.
Anthony y yo nos pusimos uno frente al otro.
—¿Tienes algún recuerdo particularmente feliz que quieras usar? —preguntó, Anthony.
Me tomé un momento para pensar en un recuerdo feliz. Recordé un día soleado en el jardín de la casa de mi madre, en Roma, donde pasábamos los veranos juntos cuando era pequeña. Mis padres estaban enfrascados en el estudio de algún artefacto, mientras Seraphina conjuraba a pequeños conejos para que corretearan a mi alrededor. Las risas, el sol brillante y la sensación de calidez llenaron mi mente.
—Sí, creo que tengo uno —respondí.
Nos colocamos en posición y nos concentramos en nuestros recuerdos felices mientras dibujábamos en el aire con nuestras varitas.
—Expecto Patronum —pronunciamos al unísono.
Mi varita vibró y, para mi sorpresa, un resplandor plateado salió de la punta. Era un Patronus incorpóreo. Anthony, sin embargo, había conseguido lanzar un perfecto Patronus corpóreo de un alce.
Pocos alumnos habían conseguido conjurar un Patronus corpóreo además de Anthony: Luna Lovegood y su liebre, Harry Potter y su ciervo, Hermione Granger y su nutria, y Ron Weasley y su comadreja.
Mattheo Riddle ni siquiera se había levantado de su mesa. Permanecía ahí, con los brazos cruzados y cara de pocos amigos y actitud desinteresada. Daphne, por otro lado, parecía estar más interesada en acercarse a él que en aprender el hechizo. Cada vez que tenía la oportunidad, se inclinaba hacia Mattheo, murmurándole algo al oído y riendo coquetamente.
El Profesor Snape se acercó a ellos, interrumpiendo su conversación. No pude escuchar qué les decía, pero por la expresión en el rostro de Snape, parecía estar reprendiéndoles por su falta de atención, hasta que, finalmente, Mattheo se levantó de su silla y abandonó la clase dando un sonoro portazo.
Seguí practicando el encantamiento, pero no había forma de que mi Patronus cobrara forma. La frustración crecía con cada intento fallido. El Profesor Snape se acercó a mí, observando mi varita y mi expresión con severidad.
—Concéntrese, Señorita Sallow —me ordenó.
Traté de centrarme en mi recuerdo feliz, en la sensación de ese cálido día de verano en el jardín. Dibujé en el aire con la varita y pronuncié el encantamiento de nuevo con determinación. Esa vez, ocurrió algo diferente. Un resplandor más grande se manifestó, pero no tomó forma alguna. Fue como una sombra que se desvaneció rápidamente.
—Debe enfocarse más en el recuerdo y canalizar sus emociones. Inténtelo de nuevo, Sallow —indicó Snape, aunque su tono no dejaba lugar para la paciencia.
Respiré profundamente, cerré los ojos y recordé con más intensidad. La risa de mis padres, el sol brillante, la calidez del verano... Al abrir los ojos, dibujé en el aire con más convicción y pronuncié el hechizo nuevamente, y apareció frente a mí.
El resplandor plateado se materializó adoptando la forma de una preciosa loba plateada. Sus ojos brillaban con intensidad, y su pelaje relucía con un resplandor etéreo.
—¡Bien hecho, Sallow! —me sonrió Anthony, posando su mano sobre mi hombro.
—Quiero veros a los dos después de la cena, en las mazmorras —indicó Snape, con su habitual tono severo.
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El Legado de la Oscuridad (Parte I): El Heredero de Slytherin
FanfictionRosalie Sallow es una joven bruja Sangre Pura que estudia en la Escuela Hogwarts de Magia y Hechicería. En su familia pesa una extraña maldición que se remonta más de un siglo atrás. Heredó de sus antepasados el amor por las artes oscuras y las cria...