CAPÍTULO 4

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Levi

Tranquilidad. Eso es lo que siento cuando pinto. Expreso las emociones, los sentimientos y los problemas que tengo y que no soy capaz de expresar.

Estábamos en plástica. Hoy tocaba dibujar texturas y, tengo que admitir, que me estaban quedando bastante bien. Hoy Sabina no había venido a clase porque tenía revisión en el médico y no le daba tiempo a ir a clase porque el hospital estaba saturado.

Estaba terminando mi dibujo cuando sentí unos dedos tocándome el hombro. Era Pamela.

- Oye, Levi. - dijo- ¿Podemos hablar en el recreo? 

- Claro. - respondí- Te espero en la puerta de la biblioteca.

Después de eso, volvió a su asiento y seguí dibujando. Conocía a Pamela, bastante bien. Me había hablado con tono serio, así que no pintaba bien el asunto.

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Estaba apoyado en la pared de al lado de la puerta y Pamela no aparecía. Minutos después, apareció con el cabello recogido en una coleta alta y con sus ojos azul como el océano mirándome fijamente.

- ¿De qué quieres hablar? - pregunté cruzándome de brazos.

- ¿Mi hermana? - dijo incrédula- ¿De todas las chicas del mundo que hay y la elegiste a ella?

- Pamela, no empieces. - le advertí mirándola a los ojos.

- No me vengas con "no empieces". - dijo imitándome- Sabina es muy...

- ¿Muy qué? - pregunté a la defensiva - ¿Diferente a ti? 

- Sí. Es antisocial, se la pasa en casa viendo películas o leyendo y para colmo no le gustan las películas románticas.

- Le gustan algunas películas románticas. Mira, Pamela, si no quieres aceptar que es mi novia, de acuerdo. Pero, como decías tu cuando éramos pequeños, los amigos de verdad se apoyan en lo bueno y en lo malo.

Sonó el ruidoso timbre indicándonos que el recreo había acabado y que deberíamos volver a clase.

- Ahora si me disculpas, tengo que ir a clase. - dije dando un paso hacia ella.

Después de clases, me quedé en la sala de arte pintando en un lienzo. Expresé rabia, ira, enfado. Sentí que alguien me observaba, así que me giré. No había nadie. Volví a pintar y minutos  después, escuché el golpe de una lata caerse. Me di la vuelta de inmediato y con el corazón a mil. Pude ver a una chica rubia recogiendo una lata de refresco. vestía unos vaqueros largos y una sudadera de un club de Volleyball.

- Lo siento, no quería asustarte. - se lamentó.

- Tranquila, no importa. - dije restándole importancia.

- Bonito dibujo. - dijo acercándose a mi.

- Gracias.

- ¿Son emociones, no?

- Sí, lo son.

- ¿Ira y rabia?

- Exactamente. Sabes mucho, rubia.

- Simplemente me gusta el arte.

Ambos reímos. Tenía una sonrisa muy bonita, con dientes blancos y unos hoyuelos que se le marcaban en las mejillas. Pero no era la perfecta sonrisa que yo quería ver, era la sonrisa de Sabina. La perfecta y luminosa sonrisa de Sabina. Madre mía. ¿Qué me está pasando?

- Soy Cristina, por cierto. - se presentó.

- Encantado, soy Levi. - respondí.

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El techo. Eso es lo que estaba mirando ahora mismo. No sabía que hacer, no tengo emociones que expresar y las películas y las series me quitan el aburrimiento un rato, pero luego me canso. Escuché el sonido de un nuevo mensaje, así que cogí el móvil y miré de quien se trataba. Era Mattew, un amigo mío.

- Oye, tío. Hoy doy un concierto en la plaza, ¿Te vienes? Es por la noche.

- Pues claro!!!

- Dile a Sabina que se venga también

- OK

Le pregunté a Sabina si se quería venir y me dijo que sí, pasaría a recogerla sobre las ocho. Al final, opté por ver Shazam en HBO, la película no estaba nada mal.

Horas más tarde, me duché y me vestí para ir al concierto. Me puse unos vaqueros azules con una camiseta de manga larga de Los Beatles y una chaqueta gorda negra.

Salí con el coche para ir a buscar a Sabina. Cuando llegué a su casa, toqué el timbre. Me abrió una mujer que no pasaría de los cincuenta años y me sonrió ampliamente.

- Buenas noches. - saludé- ¿Está Sabina?

- Tu debes de ser Levi. - dijo-  Sí, si está, pasa.

Su casa era grande y acogedora.

-¡Sabina, tu novio está aquí! - gritó su madre.

- ¡Voy! - escuché a lo lejos.

Escuché pasos acercándose. Era Sabina. Estaba preciosa. Llevaba unos vaqueros azul oscuro de campana, un top de manga larga marrón y una chupa de cuero.

- Bueno, ¿nos vamos? - preguntó.

- Sí. - afirmé - Estará en buenas manos, no se preocupe, señora Varga.

- Por favor, llámame Mary. - respondió - Sabina, cielo, no me habías dicho que tu novio era tan guapo.  

- ¡Mamá! - exclamó Sabina avergonzada.

Solté una risita orgullosa.

Nos despedimos y fuimos al concierto. Conducía tranquilamente mientras Sabina miraba por la ventana distraídamente. De vez en cuando, cuando el semáforo estaba en rojo, aprovechaba y la miraba.

Cuando llegamos, pasamos al backstage donde Mattew y su grupo nos esperaba para cenar todos juntos. Me senté al lado de Sabina y de vez en cuando le acariciaba la mano. Al terminar, nos encontramos con Axel y algunos amigos más y nos pusimos todos en primera fila. Presentaron al grupo de mi amigo y salieron dispuestos a darlo todo. La primera canción que cantaron, fue la más nueva. Se llamaba I think of you. Mis amigos y yo cantábamos a todo volumen y Sabina nos seguía el rollo mientras bailaba y sonreía.

Entonces, ahí me di cuenta. Que era Sabina. Sabina era la que tenía la sonrisa perfecta, la que estaba cantando conmigo ahora mismo a todo volumen, mi novia falsa. Puede que sea solo mi novia falsa, pero es que cuando intentaba dormir se me venía su imagen a la mente. Entonces, la miro ahora y no puedo parar de sonreír. Lo que siento por ella no es amor fingido, es amor de verdad. Ahora me doy cuenta, que la quiero. Pero temo que eso dañe la relación que tengo ahora y nos distanciemos. 

Cuando Acabe El Segundo TrimestreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora