CAPITULO 8

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Era la tercera semana de noviembre. Ya llevaba dos meses en la relación falsa con Levi y nadie sospechaba nada. Iba tan tranquila por los pasillos cuando me encontré a Jason, el amigo de Mason.

- Hola, Sabina, que guapa estás hoy. - dijo cogiéndome de la mano y dándome una vuelta sobre mi misma.

- Gracias, Jason. - contesté con una sonrisa.

Esa fue la primera vez del día que me elogió. Cada vez que me veía, me lanzaba un piropo o me silbaba. Eso me hacía sentir incómoda

Pegale un puñetazo.

A la hora del recreo, fui con Levi, Zaira y los demás a la cafetería.

-Oye, tíos, está noche hay una fiesta en casa de Brandon. - informó Axel- ¿Os venís?

- Yo voy. - dijo Levi- Mis padres me dejan ir a fiestas si al día siguiente no hay instituto o si no tenemos planes.

- ¡Perfecto! - dijo otro amigo - ¿Vosotras venís, chicas?

- Yo esta noche no puedo. - dijo Zaira colocándose bien una de sus pulseras- Hoy tengo turno de noche en el bar.

- ¿Y tú, cielo? - me preguntó Levi dándome la mano.

- Yo no sé. - dije seria- Le preguntaré a mis padres.

El timbre sonó y todos empezamos a ir a clase. Me iba a levantar de mi asiento para irme cuando una mano me cogió de la muñeca.

- Oye, ¿Estás bien? - preguntó Levi.

- Sí, estoy bien. - mentí.

- ¿Estás segura? - dijo levantándose.

- Segura.

El sabía que mentía. Pero no tenía ganas de hablar del idiota de Jason y sus elogios. A veces, hay cosas que no debes guardarte para ti. Pero lo haces para no preocupar al resto.

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Estábamos todos comiendo en casa. Pamela estaba hablando de que hoy se quedaría a dormir a casa de Mason para hacer maratón de películas. Pero yo no le prestaba mucha atención porque seguía si debería preguntarles si podía ir a la fiesta. Pero al final tuve agallas.

-Papá, mamá. - los llamé- Esta noche hay una fiesta y me preguntaba si podría ir.

- ¿A una fiesta? - preguntó mi madre- ¿Dónde?

- En casa de Brandon, está a dos calles de aquí. - expliqué.

- ¿Levi irá? - volvió a preguntar la señora.

- Sí.

-Entonces puedes ir.

- Por mi bien, pero solo si te acompaña Levi en el camino. - aceptó mi padre.

- ¡Gracias! - dije sonriendo.

Me tiré una hora entera sin saber que ponerme para la fiesta. Puede que mi hermana tenga razón en el tema de la ropa. Pero me niego a pillarle algo del armario. Me asomé al salón y vi a mi madre viendo la televisión.

- Mamá, ¿me ayudas con la ropa para la fiesta? - pregunté.

- ¡Por supuesto!

Mi madre entró a mi habitación y empezó a mirar en todos los cajones y en el armario. Después de un buen rato buscando, encontró algo.

- Ponte esto. - dijo enseñándome un vestido marrón ajustado y unas botas.

- Mamá, me da cosa.

- ¿Por qué?, si es precioso.

Cuando Acabe El Segundo TrimestreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora