CAPÍTULO 20

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Música. Se escuchaba música desde en el exterior de mi casa. Sonaba I wanna be yours de Artic Monkeys. Cogí mi abrigo y las llaves de casa y salí a ver que pasaba. Cuando salí, vi a Levi con la música a toda pastilla apoyado en su coche.

- ¿No te cansas nunca, verdad? - pregunté frustrada.

- Tenemos que hablar. - dijo serio.

- No.

- Sabina...

- He dicho que no y agradece que estoy sola en casa.

Me di la vuelta y me dirigí a la puerta, pero el me alcanzó y me cogió de la muñeca haciendo que le mirara. Tenía el pelo empapado, le caían gotitas por las puntas y sus ojos verdes suplicaban desesperadamente que lo escuchara. 

- Está bien. - accedí- Di lo que tengas que decir y vete.

Me alejé de el unos pasos y empezó a hablar.

- Me arrepiento de lo que hice. - empezó- Ella me besó y yo quería apartarme, te lo juro, pero no podía moverme. No sé si lo pudiste ver, pero me tenía muy sujeto y no me podía mover. Estos días me he sentido muy solo. No quería hacer nada, porque todo me recordaba a ti.

- ¡Podrías haberte resistido a su beso! - dije levantando la voz.

- ¡Y lo hice! - gritó- ¡Pero me sujetó!

Varias lágrimas empezaron a caer por mis mejillas y un débil sollozo escapó de mi boca.

- Mi hermana siempre preguntaba por ti y siempre le tenía que decir volverías pronto. No podía pintar, porque nuestro cuadro está en mi casa y me recuerda a ti. No paraba de mirar el móvil por si me mandabas un mensaje o una foto haciendo el payaso. Lo siento mucho, Sabina, de verdad.

Contemplé que algunas lágrimas inundaban sus ojos verdes y corrían por sus mejillas. Nunca lo había visto tan mal.

- Lo único que quiero es que me perdones. - se limpió las lágrimas- Si quieres que me vaya, me iré, pero tienes que romper conmigo del todo. Aunque me duela, hazlo si quieres, pero yo siempre estaré enamorado de ti, pitufa. 

Esas últimas siete palabras me atravesaron el corazón. No podía dejarle, no quería. Sabía que con todo lo que habíamos vivido estos tres meses, ni yo ni mi corazón aguantaríamos que se fuera. Estaba perdidamente enamorada de el.

- No. -respondí empapada.

- ¿Qué?

- No te vayas, Levi. Te quiero, estoy enamorada de ti.

Me acerqué a el y poniéndome de puntillas lo besé.

- Te perdono. - susurré cuando me separé de sus labios.

- Menos mal, si no mi vida hubiera sido una mierda sin ti.

Sonreí. Me puso las manos en la cintura y me besó. Entramos en el coche y nos quedamos en la parte trasera. Lo volví a besar con más ganas y el me puso a ahorcadas en su regazo. 

- Tengo un regalo para ti. - anunció sacando algo envuelto en papel de regalo- Feliz navidad, Sabina.

Lo cogí y empecé a abrirlo. Estallé a carcajadas cuando lo vi. Un peluche de un pitufo. 

- Un pitufo para mi pitufa. - sonrió.

- Eres increíble. - reí.

- Lo sé. - respondió orgulloso- Te quiero, pitufa.

- Y yo a ti. - sonreí.

Cuando Acabe El Segundo TrimestreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora