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El juicio terminó y mi madre me miró con mucho desprecio. Después de todo, para mi suerte, pues no sé si es buena o mala, perdió mi custodia.
Ella tendrá una condena de cinco años de prisión preventiva, pero mi hermana es otro cuento. Jamás le hizo daño a Natsu, nunca le tocó un pelo, siempre tuvo comida, agua, un techo y una cama donde dormir, no teníamos condición precaria de vivienda y nunca le faltó amor, a pesar de que nunca recibió una pizca de lo que sea por parte de mi madre y todo fue proporcionado por mi.

Mi madre siguió con custodia de Natsu. Y fue la peor noticia que me pudieron dar.

Creo que lo único positivo es uqe la puedo ir a visitar las veces que quiera, ahora que no voy a clases iré seguido simplemente para asegurar que Natsu esté bien.

Seguiré estudiando en Karasuno, pero aún no volveré, no me siento preparado.
No quiero que me dirijan miradas extrañas, sé que estoy mucho más apagado, aún más después de esto, y por lo mismo, regresaré cuando ya no se note que estoy mal emocionalmente.

Cuando volví a casa de los Kageyama, mi compañero de equipo se había ido a correr, mientras que su hermana cuidaba tranquilamente de Natsu... ¿Quién imaginaría que esta es mi último día "normal" con mi hermana?
Le agradecí a Miwa haberla cuidado mientras no estaba, pero sé que ella ya se imagina que algo malo pasó, después de todo, mi cara lo dice todo.

El final ya llegó. Necesito despedirme de Natsu apropiadamente, tengo que explicarle todo lo que pasó.

- Estaré en el patio trasero un rato, luego vamos. - No fue necesario explicar más, las tres personas adultas saben perfectamente qué significan.

Levanté a Natsu y caminé lentamente hasta el ventanal que tenía acceso a la parte exterior de la casa. Me senté en el piso y me armé de valor... O al menos de confianza imaginaria.

- Natsu, mi niña bella... Te tengo una noticia. - Sé que ella no me entiende, lo tengo claro, pero no puedo alejarme de ella sin más, sentiría un vacío tan grande si simplemente la llevo donde mi madre que no creo poder vivir con ese dolor. - Yo sé que hace poco te convertiste en una niña grande, con un añito de edad... Ya estas muy mayor, mi niña...

Una sonrisa involuntaria se formó en mi cara al recordar lo lindo que había sido ese día. Lástima que todo lo que le regalaron a Natsu no lo ocuparemos más.
Mi hermana, al ver mi cara también comenzó a reír, y eso logró romper mi corazón.

Lágrimas traicioneras comenzaron a recorrer mis mejillas hasta deslizarse por mi cuello y dejar una sensación incómoda.

- Te amo mucho, ¿sí? No creas que hago esto por voluntad propia. - Ella no tenía idea de lo que hablo, sigue riendo y moviendo sus piernas y manos sin parar. - Pero no puedo contarte lo que está pasando sin decirte que ocurrió cuando eras más pequeña, por lo que comenzaré por ahí, el día donde me enteré que sería hermano mayor...

Shoyo comenzó a contar la historia, iniciando por el momento en el que él se encontró con un test de embarazo tirado en el piso.

...

Su madre ya no estaba, había llegado a la casa, gritado un par de cosas y corrió nuevamente fuera.
Mientras que un shoyo de catorce años bajaba la escalera con un gran miedo acumulado.

Hace tiempo que su madre no lo golpeaba con frecuencia, ni gritaba tantas cosas hirientes, o hecho algo parecido. La desconfianza estaba a plena flor de piel, y con toda la valentía del mundo llegó al lugar donde anteriormente habían ruidos.
Lo primero con lo que se encontró fue con una silla tirada en el piso y unos papeles revueltos.
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Sin Poder Gritar [Haikyuu] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora