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Al llegar a mi casa me despedí de ambos Kageyama, mi compañero de equipo me ayudó a bajar el bolso más los globos y nuevamente les agradecí.
No me había puesto a pensar que tal vez mi madre esté dentro de la casa y salga a ver por el ruido que estamos generando; esto me puso mal, no quiero que se conozcan y pueda ocurrir algún problema, ahora que la señora Ame sabe lo que ocurre.
Pero no tuve más tiempo para perderme en mis pensamientos cuando la puerta se abrió en mi cara, cuando yo ya tenía la llave puesta en la cerradura.

- ¿Shoyo? ¿Natsu? - dijo la única mujer ahora presente. - ¡Ay mis niños! Estuve tan preocupada, pensé que llegaban ayer.

Su voz era tan maternal que me dio miedo, lo más probable es que hubiera visto por la ventana para asegurarse de que nada malo estaba ocurriendo.

- Ma-Mamá, no sabía que estabas acá. - siento como mi corazón está latiendo rápido, creo que en cualquier minuto me comenzará a faltar el aire.

- Por Dios, claro que los iba a estar esperando. - ella nos dio un abrazo y me apretó fuerte, clavando sus uñas afiladas en mi espalda. - ¿Con ellos fuiste?

- Sí, y con el resto de su familia. - se separó de nosotros y caminó hasta el automóvil de los Kageyama.

- Ve a dejar tus cosas adentro. - no los veía, yo seguía mirando hacia la entrada de mi casa y lo único que pude hacer fue apretar a Natsu a mi y cerra con fuerza mi puño, donde sostenía ambos bolsos, para luego comenzar a caminar hacia adentro.

Intenté subir rápido la escalera, no puedo permitir que mamá diga algo malo frente a ellos, aunque sé que no se va a delatar a sí misma.
Abrí la ventana para que pudiera entrar el aire y también escuchar mejor.
Para mí suerte, Natsu estaba dormida y no tenía sonidos que interrumpieran escuchar la conversación. A pesar de que escuchaba un poco distorsionado entendía bastante bien. Aproveché de pegar los globos en la pared para que no corrieran peligro de salir volando por la ventana.

- Un gusto - saludó mi madre - soy Hinata Kazumi.

- Kageyama Kazuyo. - se presentó el abuelo aún desde el auto. - Él es mi nieto, Kageyama Tobio.

- Espero que en el viaje Shoyo y Natsu no les hayan molestado mucho, - dijo mi madre - sé que hay veces donde pueden ser una molestia, al igual que todos los niños.

No pude ver la cara de Kageyama, pero estoy seguro de que no estaba muy feliz, siento hasta acá su disgusto.

- Le tengo que decir que ambos se portaron muy bien durante todos estos días, nos daría gusto salir más seguido así. Y también estoy muy en desacuerdo con lo que usted dijo, los niños y jóvenes no son una molestia. - nunca había visto al abuelo Kazuyo tan serio, espero nunca más verlo así, da miedo. - Con su permiso nos tenemos que retirar, aún debemos llegar a casa y estamos algo cansados.

- Oh, claro, no hay problema. Que tengan un buen viaje. - mi madre se despidió y se dio media vuelta. - Hasta pronto.

- ¡Nos vemos, Hinata! - el abuelo Kazuyo gritó sin importarle mucho que mi madre estuviera cerca, volviendo a encender el carro y dando vuelta en el lugar para marcharse.

- ¡Nos vemos, señor Kazuyo!

Cuando estuvo bien puesto, Kageyama sacó la cabeza por la ventana, gritando su despedida al igual que su abuelo.

- ¡Nos vemos mañana, Hinata!

- ¡Nos vemos, Kageyama!... Gracias.

Después de despedirme me di cuenta de mi error.

Gritar.

Mi madre odia que grite, que alce la voz, que hable.

- Niño, ven acá ahora. - su voz sonaba tan tranquila y agradable. Quizá se dio cuenta del error qui e cometía en estos días que estuvimos lejos y cambiará, hace años no me daba un abrazo y quizá me apretó demás por la emoción. Bajé rápido la escalera hasta llegar a la sala, donde ella se encontraba con una sonrisa radiante. - Te extrañé tanto...

Sin Poder Gritar [Haikyuu] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora