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- ¿Estas seguro de que quieres? - le pregunté a Kageyama y él asintió respondiendome. Siendo sincero me emociona un poco subir con Kageyama, en estas mini vacaciones me di cuenta de lo amable que es, y que en realidad su cara de mal humor es una simple máscara. - Entonces vamos. No te podrás arrepentir.

Llegamos a la fila y Natsu se veía cada vez más emocionada por estar cerca de la atracción. Su risa era cada vez más fuerte y llena de alegría y de alguna forma me ponía feliz a mi también.
Nuestro turno de subir llegó y los tres entramos. Pasó un joven mayor que Kageyama y que yo explicando como abrochar los cinturones y a verificar si estaba todo en orden. Y por pedido mio, Kageyama se sentó en el cabello blanco que estaba el lado del que estabamos sentados con Natsu.

- ¡No podías quedar abajo de un caballo, Kageyama! - le insistí después de que los tres estuviéramos cómodos.

- Esto no es para mi edad, tonto.

- ¡Que dijimos de los insultos! - le saqué en cara la regla que habíamos puesto hace ya varios días. - Además, tampoco es para mi edad, pero es divertido.

- Es lento... - me dijo el lado negativo del juego.

- Te corrijo, es tranquilo. No sé si yo me subiría a algo más animado que esto. - le conté mi pensamiento y el me miró raro.

- Pensé que eras fan de este tipo de ferias. - mi sonrisa de culpable apareció en mi cara y solté unos resoplidos.

- En realidad no. Es mucha gente y no venía a una hace mucho. - de la nada comenzó a sonar un ruido raro, sinceramente me asusté. Pero al mirar a Kageyama y mirar su cara calmada supe que no estaba pasando algo malo. - ¿A ti te gustan?

- No, y por lo mismo, mucha gente, odio la gente.

- No sé por qué, pero me lo imaginaba. - le dije intentando no reír.

- Chistoso... Si no tuvieras a Natsu cerca ya te hubiera golpeado. - espetó.

Que la mencione me hizo recordar que seguía con ella, y esto puede sonar muy cruel, pero por un segundo pensé que estaba teniendo una vida normal y sin ser responsable de un ser humano el cual no debería ser mi responsabilidad, pero definitivamente no me arrepiento de que esté aquí conmigo.

- ¡Natsu es mi salvadora! - le comencé a dar muchos besitos por la cabeza y hasta donde alcanzaba en su carita y ella dio carcajadas. Este fue el mejor viaje de mi vida, es una lástima que ya esté por acabar.

Cuando finalmente dimos la vuelta yo estaba distraído viendo al resto de gente que compartía turno con nosotros. La mayoría era gente adulta que acompañaba a niños pequeños, pero también había una que otra pareja de adolescentes juntos divirtiéndose un poco. Fue entonces cuando escuché la usual voz de enojado/avergonzado de Kageyama a mi lado diciendole algo a su madre.

- Mamá, no nos grabes, es raro. - se quejó. Pero yo no iba a desaprovechar el tiempo y me puse a saludar a la cámara. Mis movimientos llamaron la atención de Natsu y ella también miró en la dirección hacia donde yo movía mi mano y comenzó a reír y a imitar mi movimiento.

- No seas malo, AmargaYama. Saluda tu también. - le dije mirándolo por encima de mi hombro. Su cara cambió un poco y resopló, comenzando a mover levemente la mano hasta que se cansó y volvió a tener mala cara.
El juego dio un par de vueltas más a la misma lenta velocidad y luego acabó.

- ¿Te gustó? - le pregunté interesado a mi hermana al bajar del juego junto con Kageyama. Ella me miró y sonrió con grandeza. - Me alegro mucho, mi vida... No sé cuando te puedo dar nuevamente un momento así, pero haré el esfuerzo para eso.

Por la cantidad de gente que había me separé de Kageyama sin querer y me perdí un poco. Lo bueno es que recordaba donde estaba el resto de familia, y comencé a caminar hasta allá; una vez estuve con ellos me di cuenta que Kageyama buscaba algo entre la gente y tenía una cara muy enojada.

Sin Poder Gritar [Haikyuu] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora