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Claramente yo no cumplí la promesa que le hice a Suga, pero yo no vengo a hablar de eso.

En casa todo se está volviendo más complicado, Natsu parece ser alérgica al jabón de cabello que le compré, por lo que tendremos que ir a un doctor. Pero hay un problema, ¡no sé cómo, ni dónde pedir hora al doctor! ¿Por qué? Es bastante simple, yo nunca voy, a pesar de que me sienta mal o esté físicamente deplorable, no lo siento necesario, pero Natsu es un caso aparte, ella merece una mejor vida, por lo que me conseguiré un doctor que le vea que tiene.

- ¿Qué tienes?

- ¿Eh? - de la nada sentí que alguien me habló, y a pesar de haber ya iniciado nuestra práctica matutina hace cerca de una hora, mi cuerpo está en piloto automático.

- Te pregunté: ¿Qué tienes? - Quien me hablaba era Kageyama, y tenía su usual ceño fruncido. - ¿O acaso no me puedes decir?

- O-Oh, - no era nada grave, podía decilo tranquilo - estoy teniendo un problema y necesito un dermafologo infantil.

- ¿Dermafologo? - Kageyama me miró extrañado y puso un divertido puchero. - Creo que es "Drematólogo", Hinata.

- No, no, no. Estoy seguro que es "Dermafólogo". - insistí.

- Tu estas muy equivocado, debe ser como yo te digo. - insistió él.

Y qué decir, estuvimos discutiendo así hasta que llegó Yachi, ¡nuestra no tan nueva manager! Es muy linda y amable, y a pesar de que al inicio era muy tímida, pero de a poco le vamos sacando ese miedo.

- Chicos, creo que se refieren a "Dermatólogo", por "Derma" que es "piel", y "Ologo" que es "especialista en-", en este caso, de piel.

Kageyama y yo quedamos boquiabiertos, ¡Yachi es realmente inteligente! Por eso está en la clase 5...

- ¡Eres genial, Yachi!

- Por eso está en la clase cinco... - dijo Kageyama.

- ¡Pensé lo mismo!

- ¡Pero yo lo dije primero!

- ¡SILENCIO USTEDES DOS! - y sí, con Kageyama quedamos como estatuas al escuchar el grito del capitán.

Ese día fue extrañamente largo y pesado, más de lo normal, me sentía más agotado y cansado de lo común, pero eso no impidió que buscará un dermatólogo infantil, y a pesar de mi gran búsqueda, ¡no encontré a uno!
Yo realmente no me lo podía creer. Por lo que frustrado, tomé mi bicicleta después de cambiar mi ropa de deporte a una limpia y me encaminé a mi hogar.

Hasta que un grito me detuvo.

- ¡Hinata!

Claro que inmediatamente miré, estoy acostumbrado a mirar a mi madre cada vez que grita mi nombre, por lo que mi cuerpo actuó en automático.
La persona que gritaba era Kageyama, quien corría furioso y con las manos apretando algo contra su pecho.

- Idiota, se te quedaba el cuaderno de inglés. - ¡Kageyama es mi salvador!

- ¡GRACIAS! - pero segundos después analicé toda la frase. - Pero... No digas malas palabras frente a Natsu, por favor.

Mi pedido era tonto y muy simple, pero creo que es necesario, no quiero insultos frente a Natsu. ¿Razón? No necesito una razón.

- Oh, okey, perdón... Enano.

- ¡BOBO!

Risas fueron y vinieron por mi parte, y una pequeña sonrisa honesta por parte del azabache. Esas sonrisa muy pocas veces las había podido ver, usualmente Kageyama tenía una sonrisa y mirada un poco... Aterradora, pero también estaban esos momentos, donde nos encontramos solamente nosotros tres y es Natsu quien normalmente le saca esas escasas sonrisas.

Sin Poder Gritar [Haikyuu] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora