28. Cuidados posteriores [No pareja]

11 2 0
                                    

[No parejas, un momento de Mae, protagonista del quinto volumen de la Saga maravillosa imperfección]

Pasar su celo cómo Omega soltero —y absolutamente seguro de que adoraba estar así— era incómodo, un poco miserable porque el cuerpo era obstinado de calmar esos ardores. Pero un poco de incomodidad no era nada que no pudiera sobrellevar, ya había vivido así muchos años, y era sin duda mucho mejor que la miseria de aquellos celos que tuvo que pasar con ese Alfa que su familia lo prometió cómo ficha de cambio.

Nacer en una familia adinerada sólo era ventajoso para un Alfa al parecer. Aunque ya había pasado el suficiente tiempo para pensar que los matrimonios arreglados ya eran cosas más bien del pasado, quien sabe, no había vuelto a su país ni buscado a su familia desde que escapó del Alfa al que lo entregaron con sus dos hijos.

Estaba seguro de que su vida era perfecta y que no podría pedir más; eso pensaba cuando tras esos días era al fin capaz de volver a su rutina normal y por la puerta venían sus hijos con los brazos llenos de un desayuno bastante generoso.

Los cuidados posteriores de otros Omegas, suponía, se basaban en pasarlo con sus Alfas, aunque el no envidiaba en ningún sentido verse atado a un Alfa (probablemente no era algo malo para otros Omegas con parejas gentiles, pero él no había tenido la mejor experiencia). Él creía que tenía los mejores días post Celo: pasaba la tarde con sus hijos, y salía con ellos, en compañía de los dueños del restaurante donde llegó con sus cachorros abrazados a él y sin nada en lo que caerse muerto, huyendo de su Alfa.

Era su familia, y ese día que se había declarado sin que nadie lo dijera en realidad, cómo su día de mimos y cuidados; un día en que solía comer y ver películas en casa hasta hartarse.

Omegacember | OriginalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora