It's fine

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Penelope's POV

"¿Coryo?" La voz de Sejanus resonó en la silenciosa biblioteca, tras el fuerte estruendo de la puerta.

Ambos se separaron rápido, Penelope prácticamente saltó a su asiento lo más lejos posible de Coriolanus antes de que Sejanus pudiera verlos. Ella observó a Coriolanus colocar sus manos delante del bulto en sus pantalones, tratando de cubrir su erección, la imagen la hizo sonreír un poco.

"¿Está todo bien?" Preguntó Sejanus llegando hasta ellos. "Escuché unos sonidos extraños."

Penelope sintió sus mejillas enrojecer y cubrió un poco su rostro con su cabello, bajando la mirada para fingir que leía el libro en la mesa. Al mismo tiempo se sintió un poco aliviada pues su hermano no parecía haber visto nada.

Estuvo tan cerca.

"Era solo Penelope quejándose." Mintió Coriolanus. "Sabes que nunca quiere hacerme caso."

Ella rodó los ojos ante sus palabras, sabía que lo decía por más razones que solo la jodida tarea. "Tu amiguito piensa que puede mandarme, Sejanus." Le dijo. "Y está muy equivocado."

"Pennie, deberías hacer todo lo que Coryo te dice." Aconsejó su hermano. "Ya falta poco para tu prueba, y no quiero imaginar la reacción de padre si no pasas."

Sejanus tenía razón al hablar de su padre, Penelope tampoco quería imaginar su reacción si reprobaba. Se sentía tan presionada al respecto y ni siquiera quería estudiar en esa estúpida escuela, pero preferiría seguir la corriente ya que si daba su opinión todo sería peor, aunque nunca la escuchaban de todas formas.

Coriolanus sonrió ampliamente, dirigiendo su mirada hacia ella. "¿Lo ves?" Habló burlonamente. "Debes hacer todo lo que te digo."

Penelope apretó su puño, sintiendo sus uñas clavarse un poco en la palma de su mano. Sabía que sus palabras tenían un doble sentido y odiaba verlo regocijarse de esa forma, burlándose de ella.

"Mejor me voy." Dijo ella levantándose. "Ya terminamos de igual manera."

No podía soportar un segundo más en la misma sala que Coriolanus. Todo estaba bien entre ellos mientras su boca estuviera ocupada de otra forma que no fuera hablando. Pero cuando convivían mas de lo necesario su paciencia se comenzaba a agotar.

Ella se cuestionaba la decisión que habían tomado hace un rato, ¿era una mala idea, verdad? No sabía que estaba pensando al aceptar, se volvía dócil e irracional cuando se trataba de él, no pensaba con claridad y se dejaba llevar demasiado por el momento. Todo esto podía terminar muy mal, apenas habían empezado ese mismo día y por poco los descubren.

Pensó en hablar con él y decirle que se olvidara de su trato, pero su cuerpo se rehusaba a cooperar, simplemente no quería hacerlo. Coriolanus era un idiota, pero lo hacía tan bien. Solo pensar en él la ponía caliente, estaba jodida en demasiados sentidos, ¿cómo siquiera era posible desear a alguien y querer arrancarle la cabeza al mismo tiempo? Debía estar enloqueciendo, concluyó.

Incluso había abandonado una cita con un chico decente por estar un rato con él, Festus no se había merecido nada de eso y estaba muy arrepentida de haberlo dejado así. No creía poder volver a mirarlo a la cara después de huir de esa forma aunque sabía que lo mínimo que él se merecía era una disculpa. Se odiaba a si misma por actuar así, todo esto era tan impropio de ella, pensó en lo decepcionada que estaría su abuela por sus actos.

Estaba recogiendo sus cosas para salir de la sala sin prestar atención a lo que Coriolanus y su hermano hablaban. Hasta que algo en su plática llamó un poco su atención.

"Clemmie me llamó." Escuchó decir a Sejanus. "Me dijo que no le has hablado en semanas, no supe que decirle."

¿Clemmie? ¿Acaso en el Capitolio todos tenían nombres extraños? Pensó.

"He estado ocupado." Respondió Coriolanus. "Hablaré con ella luego."

Penelope se preguntó quién era ella y porqué él necesitaba contactarla. No estaba celosa ni nada que se le pareciera, no era como si lo que él hiciera le importara o algo por el estilo, era solo pura curiosidad. Nada más que mera intriga.

"Hazlo rápido entonces." Dijo Sejanus. "Sabes lo intensa que se pone."

Empezó a preguntarse si algo había pasado entre esa chica y Coriolanus o porqué otra razón ella estaría buscándolo. Luego pensó que estaba bien, igual entre ellos no había nada. Estaba bien, él podía hacer lo que quisiera. Estaba bien entonces que ella hiciera lo que quisiera.

No quiso escuchar más la conversación entre ellos así que se apresuró en salir de la sala. No quería ver a Coriolanus en ese momento. Necesitaba estar sola un rato.

Se encerró en su habitación por lo que restaba de la tarde tratando de organizar su mente. Su vida había cambiado tanto en poco menos de un mes y no podía siquiera reconocerse a si misma. Era un verdadero desastre. Se sentía como un pez fuera del agua. No estaba segura de que este tipo de vida fuera para ella, y no creía poder seguir fingiendo que todo estaba bien con ella cuando no estaba ni cerca de estarlo.

Sintió sus ojos llenarse de lágrimas y enterró su cabeza en su almohada intentando contenerse. Extrañaba a su abuela, extrañaba su antigua vida, a sus amigos, a su hogar. Este lugar nunca sería su verdadera casa. Usualmente no se dejaba a si misma sentir demasiado, no se permitía recordar porque sabía que le dolía, pero a veces solo necesitaba dejarlo salir.

Unos golpes en la puerta de su habitación la sacaron del lío que era su mente. Se secó las lágrimas rápidamente y se incorporó en su cama. "¿Quién es?" Preguntó sin recibir respuesta.

Imaginó que sería su madre y que querría que la ayude a cocinar, pero realmente no tenía ánimos para eso. Se levantó de su cama para ir a abrir la puerta. "Ma, no tengo ganas de..." los ojos de Penelope se abrieron en sorpresa. "No eres Ma." Fue lo único que pudo decir.

Coriolanus estaba parado frente a ella, sosteniendo una rosa blanca en su dirección.

Forbidden | Coriolanus Snow +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora