Capítulo 5: Ramen

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"¿Marimo?... Maldita sea, ¡despierta!" Sanji dio una ligera patada al espadachín que dormía apretujado con él en la litera (contra la voluntad de Sanji, que sólo quería sitio para él y los tres bebés que Zoro le había metido). "¿Mus? ¿Musgo? ¿Cabeza de musgo? ¿Cabeza de alga?..." Gritó en susurros, entre los ronquidos y murmullos somnolientos de los demás en el dormitorio

"¿Eh? ¿Rizos qué coño quieres?" Zoro gruñó malhumorado a la sexta o séptima patada en el muslo "¿Te duele algo?".

"No" contestó Sanji con sinceridad y haciendo pucheros al mismo tiempo, indignado porque Zoro se había metido en la pequeñísima litera con él sin que él quisiera y aún tenía el descaro de quejarse de que le despertasen. "¿Marimo?" Pataleó un poco más fuerte cuando volvió a oír los ronquidos del espadachín

"¿Estamos bajo ataque?"

"No" dijo Sanji hoscamente, él es el embarazado allí, merece atención, no importa la hora que sea. "Tengo antojo"

Sí, los antojos habían comenzado, otra de las bendiciones de un embarazo, junto con las náuseas locas y un humor irritable.

"A no ser que quieras comerme el muslo, deja de darme patadas y ve a comerte tu antojo" refunfuñó Zoro con enfado, recibiendo un pellizco en una zona extremadamente sensible que le hizo pasar de hablar dormido a estar totalmente despierto y cabreado en cuestión de segundos. "Vale. Dime qué quieres comer, antes de que vaya en contra de mis principios y te dé una paliza". Se quejó

"Te mataría por un bol de ramen ahora mismo. Voy a hacerlo, ¿quieres un poco también?"

En realidad Sanji no estaba tan interesado en compartir sus antojos con Zoro, pero había planeado mentalmente obligar al Marimo a pasar por cada maldito paso del embarazo con él, desde los antojos hasta los vómitos en la mañana, iba a arrastrar a Zoro con él, porque definitivamente no se embarazó solo, así que no tenía por qué soportarlo solo.

"Si digo que no, igual tendré que ir contigo, ¿no?". Zoro puso los ojos en blanco, sorprendido de que nadie se hubiera despertado con la cháchara que estaba dando Sanji por ser un niñato tan malcriado. "Muy bien, rubito, vamos a comer algo de ramen, ¿eh?". Bueno, el cocinero es un mocoso consentido, pero es su mocoso consentido. "Quiero un huevo extra en el mío por aguantar esta mierda"

Incluso en una situación tan extraña, Sanji estaba aprendiendo a apreciar momentos dulces como esos, comiendo ramen en mitad de la noche, pateando a Zoro para que fuera con él... Eran cosas como esas las que le traían una paz que no sabía lo que era.

Y así fue desde que le contó a Zoro lo del embarazo, y cuando la tripulación se enteró por Luffy, claro. Se hizo más fácil de llevar cuando su vientre plano empezó a formar una pequeñísima bolsita. El tiempo pasaba deprisa, lo sabía, sabía que pronto llegarían los bebés y todo sería diferente, quizá no pudiera tener momentos así junto a Zoro, así que aunque fueran las tres de la madrugada, iba a disfrutarlo.

"Me pregunto si nuestros hijos tendrán tus ojos", dijo Zoro en voz baja mientras comía su tazón de ramen. Sanji le observaba con tanta atención que le hizo preguntarse qué estaría pensando el rubio, y también le hizo fijarse en la inmensidad azulada de los ojos del cocinero, que tanto le recordaban al cielo y al mar.

"A mí también me gustan los tuyos, ¿sabes? Ni siquiera creo que me molestara tanto si tuvieran el pelo musgoso como tú". Bromeó el rubio, comiendo el que ya era su tercer tazón de ramen, parecía ser lo mejor que había probado en su vida, no podía parar.

"No es divertido si no te enfadas". Zoro rió, mirando con tanta admiración a Sanji que por un momento pareció que el tiempo se había detenido. De un día para otro, todo cambió: ya tenían media guardería construida, una suite casi lista y pronto podrían saber el sexo de sus bebés. Y el darse cuenta de que en unos seis meses tendría tres bebés en sus brazos le hizo pensar en una cosa además de la verdadera desesperación...

La Mitad No Es Suficiente - ZosanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora