❝The Stripper❞ 『•MinSung•』

7: ❝El baile.❞

Después del almuerzo, regresamos a la oficina y pasamos toda la tarde revisando numerosos documentos y hojas de cálculo. Estar cerca de él me hacía pensar en cosas que no debía. Puede que suene loco, pero a veces sentía sus ojos fijos en mí, de manera intensa, como si MinHo mirara a Peter. O tal vez era solo mi deseo de que me viera de la misma manera.

—Podemos darles los planos del año pasado también — dije mientras colocaba unos papeles en su escritorio. Ya era tarde, pasaban de las 8 de la noche.

—Sería una gran idea, ¿no crees? — respondió, recogiendo los papeles. En ese momento, escuché unos golpes suaves en la puerta y vi a SoMin. Tenía una expresión seria.

—JiSung, ¿puedo hablar contigo? — MinHo la miró por unos segundos y luego me miró a mí.

—SoMin...

—Ve y habla con ella, Joven Han — dijo fríamente. Cerré los ojos y salí de la habitación.

—¿Qué pasó con nuestra cena? — preguntó, visiblemente molesta.

—Lo siento, pero creo que no podré ir — ella movió la cabeza, poniendo las manos en la cintura con expresión irritada.

—Me estás tratando como una estúpida, me plantaste por segunda vez en el mismo día.

—¿Qué quieres que haga? No tengo más opción. ¿Crees que me gusta trabajar hasta tarde?

—Sabes que tienes la opción de irte, ¿verdad? Este hombre está mal. ¿Te está explotando?

—Shh, baja la voz. ¿Quieres que escuche? Debo hacer mi trabajo — le respondí molesto.

—¿Hay algún problema? — escuché la voz de MinHo detrás de mí.

—No, señor. SoMin ya se...

—Señor Lee, el horario de trabajo es algo inconveniente, ¿no cree? — preguntó desafiándolo.

Pude ver las venas en el cuello de MinHo marcarse y su mandíbula endurecerse. Tomó una respiración profunda antes de hablar.

—Señorita Jeon, debo recordarle que yo soy el presidente de esta empresa, por lo tanto, no tengo que explicarle los horarios a mi personal. Si está pensando que es tan tarde, ¿por qué sigue aquí? — sus palabras fueron precisas y arrogantes, casi azotándola verbalmente. No dudaba de que si SoMin pudiera matar con la mirada, lo habría hecho.

—Tiene razón, señor Lee. Disculpe por preguntar.

—No hay problema. Joven Han, tan pronto como termine su conversación, tengo que mostrarle algunos documentos.

Asentí en silencio mientras él se alejaba, dejándome a solas con SoMin.

—En estos días será imposible. Tengo que terminar un balance general con él hasta el lunes, SoMin. Lo siento — ella me miró durante unos segundos y llegó a una conclusión.

—Quédate con tu trabajo. Buenas noches — dijo, dándose la vuelta y saliendo.

Si su intención era hacerme sentir mal, ¡felicidades! Lo logró. Respiré profundamente y regresé a la oficina, encontrándome con el hombre más atractivo que he visto. En ese momento, ni siquiera recordaba a SoMin. Él estaba sentado con la camisa desabotonada parcialmente, mostrando un poco de su pecho. Llevaba gafas graduadas que probablemente eran para descansar, y su cabello estaba despeinado. Tenía una expresión seria mientras revisaba una pila de hojas en su escritorio. Sabía que pasar muchas horas con él era un desafío para mi salud mental.

—Algo insubordinada tu amiga, ¿no? — su voz sonaba fría.

—Lo siento, juro que no quería que esto sucediera.