¿Se han imaginado tener dos vidas? ¿Ser dos personas al mismo tiempo? Apuesto a que sí. Pero entre pensar y vivir hay una diferencia muy grande.
Imaginemos... JiSung, un chico dulce y decidido.
Peter, sexy e imponente.
¿Cuál elegirías tú? ¿Cuál es...
¿Te ha pasado que después de un largo día, te acuestas en la cama y empiezas a reflexionar sobre todo lo que sucedió durante el día? Todo pasa en tu cabeza como si fuera una película. Tanto los buenos como los malos momentos son recreados en tu mente, incluso con el más mínimo detalle, y te hacen reír o llorar.
Después de lo sucedido con MinHo, hablamos un rato más frente a mi edificio.
—¿Estás seguro de que no quieres dormir conmigo? — preguntó después de apagar el coche.
La idea de ir a su casa y pasar la noche con él era tentadora, si realmente íbamos a dormir, claro.
—Sí quiero, pero todavía no es el momento adecuado — me miró sin entender.
—No sé a qué le temes, Sung, somos adultos.
—Lo sé, y sé que no lo entiendes, pero eso no importa ahora.
—Dame aunque sea una razón.
—No quiero que la gente empiece a hablar, no quiero ser solo otro más — dije mirándolo a los ojos.
MinHo me miró con los ojos entrecerrados y acarició gentilmente mi cara.
—Tú nunca serás otro más, eso te lo puedo asegurar — me dijo sinceramente.
—¿Por qué lo dices? — MinHo sonrió y apretó el volante con sus manos.
—No soy bueno hablando de estas cosas, JiSung — por primera vez, estaba siendo tímido.
—Vamos, dilo.
—Otro día lo haré, ¿de acuerdo? — le sonreí, asintiendo con la cabeza—. Te prometo que te lo diré. Pero ahora no es el momento indicado.
—¿Y cuándo lo será?
—Eso es un secreto, Joven Han — dijo robándome un beso.
—¿Quieres entrar? — le pregunté sonriendo.
—¿Eres insaciable?
—Tal vez... — le dije guiñándole un ojo.
—Dios escuche mis plegarias — ambos reímos—. Ahora en serio, no entraré. No se vería bien, tus amigos están dentro, así que no.
—Bueno, entonces me voy.
—De acuerdo, buenas noches, Sung.
—Buenas noches, señor Lee —le dije muy cerca de sus labios. Él se inclinó para acercarse a morderme, pero yo me alejé—. Sueña conmigo, MinHo — le dije saliendo del auto. Él me miró con una sonrisa.
Cuando estuve afuera, me acerqué a la ventana que estaba abierta.
—Siempre lo hago, Joven Han — sonreí y me acerqué para darle un suave beso en los labios.
—Nos vemos luego.
—Nos vemos, Sung.
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