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En la última consulta médica en la cual había asistido Jungkook, el doctor Hwan le había aconsejado tener citas con un psicólogo. Le ayudaría a canalizar las emociones que le hacen daño y a liberar el estrés de su divorcio. Así que esa tarde tendría una cita con la psicóloga Lee, que hace años no veía. Había dejado de consultarla porque el trabajo y el matrimonio le tomaban mucho tiempo, además de que no había sentido incertidumbre desde ese entonces. Hasta hace un mes.

Había pasado días evitando ver a Jungkook. ¿Por qué razón? Porque se sentía un poco perdido y angustiado con lo que estaba pasando. Quería aceptar a su Alfa pero al mismo tiempo la idea lo asustaba. Hace mucho tiempo que no creía en los destinados, para él sonaba como un cuento de hadas que solo tenía cabida en las películas de fantasía. Era como un sueño estar viviendo algo así, más bien lo describía como un sueño bastante inquietante.

Aunque no negaba que le generaba un poco de ilusión.

Tenía muchas preguntas al respecto, su cabeza se llenaba de incógnitas que él mismo no podía resolver, así que prefirió hablar con la persona indicada.

Quería acabar con las dudas en su cabeza poco a poco, y dejarse llevar por las sensaciones que le hacía sentir Jungkook.

Cuando llegó a la clínica, habló con el asistente de la psicóloga y minutos después pasó al consultorio. Tenía muebles en tonos tierra, estantes con muchos libros y una ventana frente al sillón largo y acolchado que conocía bastante bien.

Se veía acogedor, aunque la expresión de la mujer con anteojos no era precisamente una amigable.

—Hola, Jimin. Tanto tiempo sin vernos —Pronunció con una sonrisa cálida —, ¿cómo has estado últimamente? ¿Cómo te has sentido? —Le señaló el sillón, acomodándose los lentes sobre la nariz.

Tomó asiento donde le indicó.

—No he venido en mucho tiempo —Concordó, observando su alrededor con interés.

A Jimin no le gustaban los psicólogos porque solo se quedaban viéndote escépticos, en silencio, anotando en sus libretas sin decir nada concreto hasta terminar con su análisis. Para él era inevitable sentir nervios ante la presencia de la mujer.

—He estado bien, aunque un poco estresado y me he sentido mal el mes anterior, pero ya me siento mejor.

—Bien, ¿quieres hablarme más acerca de eso?

Se aclaró la garganta, removiéndose en el sillón y terminando de apoyar la cabeza en el mismo.

—Hace un mes y dos semanas que mi esposo me engaña... —Comenzó diciendo, sintiendo una pequeña punzada en su pecho pero no dolía tanto como antes. Antes había sido una traición que le partió el corazón, pero ahora solamente era un doloroso recuerdo —, no soporté que siguiera haciéndolo así que le pedí el divorcio. Pero me lo ha puesto realmente difícil, se niega a aceptar los acuerdos del divorcio y... ha estado insistiendo en que debo volver con él.

Siguió diciéndole todo lo que sentía con respecto a Hanseol, las angustias que tenía y la incertidumbre por el futuro. La psicóloga Lee anotaba algunas cosas, asentía con la cabeza y le aconsejaba canalizar las emociones negativas si no quería que estas le generaran malestar físico. También le contó lo de su lobo y la forma en que había estado desobedeciendo a su raciocinio. La forma en que lo retaba y las cosas que le hacía sentir.

Media hora después, Jimin llegó a una conclusión: tenía que dejarse llevar por su lobo y obedecer lo más que pudiera los deseos que tenía para evitar una decepción tan grande que pudiera encerrarlo en sí mismo, y pudiera evitar un duelo entre su lobo interior y su lado humano.

DESTINOS ENLAZADOS | KOOKMIN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora