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Jimin estaba muy abrumado. Es decir, tenía un acosador que probablemente era su esposo, ¿cómo debía sentirse al respecto? Sentía una mezcla de rabia y decepción. Estaba decepcionado de sí mismo por haber permitido que Hanseol entrara en su departamento, aun si no fue culpa suya. Si hubiera tenido más cuidado con la seguridad de su casa, eso no hubiera pasado.

Jungkook se había quedado en su departamento mientras iba a comprar unos bocadillos en la tienda de conveniencia. Cuando se ponía realmente nervioso o preocupado por algo tendía a comer dulces, como si pudiera quemar la energía a través de ello.

El Alfa seguía viendo las grabaciones para buscar alguna prueba o indicio que pudiera inculpar a Kim Hanseol. Por su parte, decir que estaba enojado sería poco. Se sentía como si pudiera golpear todo a su paso a pesar de que no era un hombre violento, como si quisiera drenar toda la rabia lanzando objetos a su paso, pero la única forma que tenía para drenar el enojo, era esforzarse. Esforzarse en dar con el culpable.

Había ido a la estación de policías pero estaba seguro de que no harían nada, ya que no tenían pruebas contundentes para inculpar a Hanseol. Así que lo estaba haciendo por su cuenta.

No permitiría que el acosador siguiera rondando por la calle después de haber instalado cámaras en el departamento de Jimin, de su Omega.

No permitiría que el acosador volviera a hacerle lo mismo a otro Omega. A otra persona.

De cualquier forma, estaba dispuesto a hacerle pagar.

Llevaba aproximadamente dos horas frente a la pantalla de la laptop, pero no conseguía nada. Las grabaciones mostraban a Jimin haciendo distintas actividades en su habitación y sala. Cosas como dormir, desvestirse y vestirse, leer, e incluso cantar.

Cantaba bonito.

Jungkook sonrió y le subió volumen a la grabación, aun sabiendo que no debía hacerlo, aunque el Omega no se había mostrado genuinamente incómodo con eso. Tampoco dejó de permitírselo. Sus ojos miraban atentamente el vídeo; Jimin estaba caminando por la habitación mientras cantaba con los ojos cerrados, desapareciendo en el punto ciego y apareciendo de nuevo.

Su teléfono comenzó a sonar en el bolsillo de su pantalón. Lo sacó y atendió. Era un número desconocido.

—¿Aló?

Jeon Jungkook...

Frunció el ceño.

—Sí, ¿quién habla?

Sabía que eras tú, era casi imposible que Jimin no lo hiciera...

No lograba identificar el dueño de la voz.

Ustedes dos pagarán por lo que hicieron. Soporto cualquier cosa, pero no que mi Omega me reemplace por un Alfa inservible como tú, Jeon Jungkook.

Era Hanseol.

—Ni se te ocurra ponerle un dedo encima a Jimin, idiota.

A él no, imbécil... Dime, ¿a quién ama Jimin?

Jimin tenía la particularidad de hacer lazos sentimentales con rapidez. Así que la mayoría de las personas a su alrededor eran importantes para él, incluyendo a un par de compañeros del trabajo. Si no eran sus padres, entonces...

No toques a los chicos.

Los amigos del Omega eran las personas más queridas por Jimin, después de sus padres. Estaba segurísimo de eso. Y no podía ser él mismo, porque Hanseol no era tan valiente como para meterse con él, no cuando tenía tanta influencia en las autoridades policiales del país. Su tío era el jefe de la policía y sus primos trabajaban en el Servicio de Inteligencia Nacional.

DESTINOS ENLAZADOS | KOOKMIN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora