Tres meses después
Su estadía en cada país que visitó había sido increíble.
Cuando llegó al estado Falcón, Venezuela, quedó encantado con el lugar. Las calles, la comida, la gente pero sobre todo, las playas. La arena era blanca, el agua de un azul turquesa claro, el cielo estaba despejado de nubes y los pelícanos revoloteaban muy cerca de la superficie. Se quedó en un hotel cerca de la costa, se montó en un barco y admiró el agua cristalina a su alrededor mientras fotografiaba de vez en cuando. Desayunaba en la calle, probando de la gastronomía que le resultaba maravillosa. Como no sabía español, tuvo que ayudarse con el traductor. Hacía turismo todo el día hasta las seis de la noche para cenar en el hotel.
Se acomodó en la arena con la silla que había comprado, sin saber que en la playa facilitaban puestos con sombrillas para la comodidad de los turistas. Se sentó en la arena, se colocó sus lentes de sol y se bronceó sin preocupaciones. El sol era fuerte, por lo que se colocó protector solar en la cara y brazos. No se bronceó demasiado porque tenía puesta una franela sin mangas y unos shorts blancos.
Lo curioso de todo era que las personas se bañaban en la playa sin ropa, solamente con biquinis y trajes de baño en general. Con un poco de nervios, se quitó la camisa y la dejó sobre la silla. Nadie le dijo nada ni lo miraron con mala cara. Suspiró y sonrió con felicidad.
Algunas fotos que tomó al cielo y al mar se las envió a Jungkook, quien le respondía con emojis o adjetivos calificativos como "hermoso" o "increíble". Apagaba el móvil y se disponía a ver películas antes de dormir. Usaba el servicio a la habitación para comer botanas venezolanas, y luego de cepillarse los dientes, se acostaba.
Su madre le escribía al menos una vez por semana para saber cómo le estaba yendo. Jimin respondía con respuestas cortas y selfies propias. Ella le contestaba con un "me alegro que la estés pasando bien, te amo" y apagaba el teléfono. Prefería no mirar las redes sociales con mucha frecuencia para evitar extrañar demasiado a su familia y amigos, sobre todo a Jungkook. El Alfa le escribía cada dos semanas para decirle que todo en la empresa estaba circulando con normalidad y que no se preocupara, que todo estaba en orden cuando estaba bajo la responsabilidad de Jeon Jungkook.
Su siguiente destino fue Cancún, México, donde alquiló una pequeña casa para él solo que estaba a diez minutos de la playa. Tenía la piel ligeramente bronceada a ese punto, pero no le importaba demasiado, estaba disfrutando de su soledad. En un restaurante cercano a la casita servían distintos platos nacionales, entre ellos el pollo con mole y los tacos. Comió de todo un poco, y cuando llegó a su habitación el estómago se le revolvió. Vomitando todo por haber comido tanto. Pero valió la pena. La comida era deliciosa.
Ya no se preocupaba en dejarse la ropa como hacía en Corea. Con unos simples shorts y el torso desnudo se tiraba en la silla reclinable y miraba hacia al frente, viendo las olas perderse en la orilla de la playa. Se tomó algunas selfies mientras pasaba un chico moreno con una bandeja y bebidas coloridas. Le preguntó en inglés dónde las podía conseguir y este le dijo amablemente que había un pequeño restaurante a veinte metros. Se encaminó hacia el mismo y pidió una de esas que tenían tres colores diferentes y un paraguas pequeño. Se la bebió completa y pidió otra, sin saber que contenía alcohol.
Estuvo bebiendo hasta que el sol se perdió entre las nubes y anocheció. Había más gente que hace unas horas, quienes estaban vestidos con ropa blanca. La música empezó a sonar y solo entonces se percató de que era una fiesta de boda. Llegó tarde a la casita sin saber que era de madrugada. Había sido la mejor noche de su vida. Los mexicanos eran muy divertidos y ocurrentes.
Cumplió un mes y medio fuera de Corea. Ya extrañaba con todas sus fuerzas la comida, el trabajo, las salidas con sus amigos y la presencia de Jungkook, pero no podía darse el lujo de regresar sin antes tachar todos los países que deseaba conocer.
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DESTINOS ENLAZADOS | KOOKMIN
FanfictionJimin estaba casado con el hijo de su jefe, un Alfa irrespetuoso, hostil, idiota y malhumorado que no lo valoraba. Desde hace tres años, había vivido bajo la sombra de un hombre poderoso a quien no amaba y cuyo temperamento detestaba. No soportaría...