Hunter y Thomas están en un intercambio de golpes mientras Halley trata inútilmente de detenerlos.
—¡Basta! —grita ella—Dejen de pelear.
Hunter se coloca sobre Thomas y lo golpea.
La enfermera sale al oír los gritos.
—¡Por Dios! Jóvenes, deténganse ya.
El inspector de disciplina aparece también. Ve a Hunter, quien aún estaba sobre Thomas pegándole.
—Oye, tú, Hayes. Detente —sujeta a Hunter de los hombros y lo separa de Thomas—. Ya estuvo bueno.
Thomas se sienta y se limpia la boca, la cual estaba llena de sangre.
—No puede ser. ¿Qué pasó aquí? —pregunta la enfermera— Ya casi es toque de queda. No deberían estar por aquí.
Hunter, Halley y Thomas se quedan en silencio.
—Ustedes dos se vienen conmigo a la dirección —le dice el inspector a Hunter y Thomas—. Y tú, jovencita, también por estar en el lugar de los hechos.
—¿No estás viendo que tiene la mano lastimada? Está aquí porque se tiene que atender, no porque quiera —protesta Hunter.
—¡Oh! ¿Ahora te remuerde la conciencia? —le dice Thomas.
Hunter aprieta los puños.
—Se calman los dos y vienen conmigo —les dice el inspector.
Luego se los lleva.
La enfermera mira a Halley.
—Ven conmigo. Te voy a curar.
Halley entra a la enfermería.
El lunes asiste a primera hora a la oficina de la directora.
—¿Se encuentra bien su mano, señorita Roosevelt?
—Sí. Me duele un poco, pero ya menos.
—Qué bueno. La mandé a llamar porque el viernes ya no pude hablar con usted, solo con sus compañeros Hayes y Walker. Ahora necesito que me diga, ¿cómo se hizo eso?
Halley mira su mano.
—¿Esto? Pues me resbalé y caí sobre mi mano.
—¿Estaba usted con el joven Hayes en ese momento?
—Sí, pero ¿Eso qué tiene que ver?
—Halley, ese día aquí Thomas acusó a Hunter de que seguro fue él quien te hizo eso. Dijo que de seguro Hunter te lastimó, y no que tú te accidentaste.
—¿Qué? Pero Hunter no fue. Yo me resbalé.
—Si te sientes intimidada puedes hablar y contarme lo que pasó realmente. Escucha, Hunter ha tenido ciertos problemas de conducta y...
—No, él no fue. Yo resbalé por accidente y él solamente se ofreció a llevarme a la enfermería. Le aseguro que le digo la verdad.
La directora se pone a pensar.
—Bien. Tampoco acuso a la gente sin tener pruebas. Es solo que Hunter tiene cierta reputación entre los estudiantes. Y bueno, él se junta con Jacob, quien no es un querubín precisamente, y te lo digo yo que soy su madre.
—Hunter no me hizo nada malo.
—Como ustedes tuvieron un enfrentamiento hace algún tiempo en el que tú lo golpeaste con un libro, supuse que sí.
—Realmente él nunca me ha agredido —se pone a pensar—. Incluso me ha ayudado muchas veces.
Al darse cuenta de esto se queda en silencio. Ahora caía en cuenta de que Hunter, a pesar de que siempre la metía en problemas como ella misma decía, también la había ayudado en más de una ocasión.
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ENAMORADA DEL DIABLO
Teen FictionHalley Roosevelt ingresa a estudiar a un internado gracias a una beca. Al llegar allí lo primero de lo cual es advertida es sobre un chico llamado Hunter Hayes, a quien otros alumnos le temen al grado de apodarle "El diablo". Ella, queriendo que su...