Capítulo 8 - Pequeño ruiseñor

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 Hunter estaba siendo interrogado por Donovan y Jacob respecto a Halley y lo que aparentemente sentía por ella.

 —Oye, es cierto. O estás planeando algo muy malo en su contra, o tienes algún otro interés en ella —cuestiona Jacob.

Hunter cierra los ojos y se truena el cuello.

 —Dejen de ser un par de viejas metiches. Si no le hago nada a ella es porque como ya les dije que yo no ataco mujeres, y ya saben por qué.

 —Sí, tal vez tengas razón en eso. Ellas son las criaturas más fáciles de vencer —mira hacia la cancha—. Ni siquiera entiendo cómo es que dicen que juegan fútbol.

Hunter se pone de pie.

 —La única venganza que realmente me importa llevar a cabo es aquella en nombre de Sarah, mi hermana Comienza a bajar las gradas.

Se marcha.

El lunes Halley estaba en su casillero, cuando ve a Thomas pasar.

Va con él.

—Hola.

Él la mira

—Primero dime si estás de buenas o de malas.

—¿Eh?

—Es que... no quiero un librazo.

Ella se sonroja completamente.

—Eso fue... Esa no era yo.

—¿Sufres de doble personalidad, acaso?

—Pues...

Thomas ríe.

—Eres una caja de sorpresas. Y yo que creí que eres una chica tranquila.

Le jala una mejilla y se va.

—Thomas, espera.

Lo que le faltaba era eso. Ahora Thomas pensaba que ella estaba loca.

 Terminando las clases, se dirige a la biblioteca para cumplir con su castigo. Era injusto, ya que chicos como Hunter, Jacob y Donovan sí merecían castigos por pegarle a otros, y ella ahora por solo una vez hacerlo era castigada.

 Iba caminando por un pasillo cuando ve a Alexa, quien estaba recostada a una pared en un rincón escondido. Se veía muy mal. Lloraba.

Halley decide ignorarla, pero al ir más lejos no puede evitar regresar.

 Sabía que Alexa la mandaría por un tubo, pero aun así su parte sensitiva se activó al verla llorar.

—Alexa.

Esta levanta la mirada.

—Sé que te vas a enojar por ser metiche y que me vas a amenazar, pero ten.

Le ofrece un pañuelo.

Alexa mira este. Luego se limpia las lágrimas con el dorso de su mano.

—¿Por qué me ofreces eso?

—Pues... era para que te limpiaras las lágrimas.

—¿Pero por qué?

Halley se encoge de hombros.

 —¿Sororidad? Es la segunda vez que veo que lloras. No sé a qué se deba, pero debe ser algo que te duele.

Alexa vuelve a llorar. Inesperadamente, abraza a Halley, quien se sorprende por completo.

—Me quiero morir.

—Tranquila.

Se sientan en unos escalones de la escalera que estaba cerca.

ENAMORADA DEL DIABLODonde viven las historias. Descúbrelo ahora