Capítulo 10 - La verdad oculta

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 Halley estaba asombrada por su descubrimiento. Hunter era la persona que la ayudó aquel día en el baño.

  Eso no podía ser. ¿Por qué él haría eso? Ese no era el Hunter que ella había visto aquel primer día de clases. Ese no podía ser el mismo que intimidaba a sus compañeros, había golpeado a aquel tipo de la moto en el festival musical y que todos tenían malos comentarios respecto a él.

Algo no encajaba. Todo era tan extraño.

El jueves por la tarde Jade sufre un accidente durante el entrenamiento de fútbol.

Se tuerce el tobillo.

Halley la lleva a la enfermería y luego a la habitación.

—No tenías por qué ayudarme.

—Eso hacen las amigas.

Jade guarda silencio.

—Sé que estás molesta porque ahora Alexa se relaciona conmigo, pero eso no significa que yo no sea tu amiga.

 —Veamos por cuánto lo eres. Me imagino que ella ya te habrá metido el montón de ideas en la cabeza. Cuando termine de hacerlo, de seguro serás solo su amiga y no mía.

 —No es así. Y realmente Alexa no me ha dicho cosas malas de ti. Lo único que hizo fue contarme su versión de la historia.

—Supongo que le crees.

Halley se queda pensando por un momento.

—Yo solo creo que faltó que hablaran las cosas.

 —Tú no lo entiendes —suspira—. Como amiga nunca le tuve envidia, pero pude notar que ella era siempre la bonita que llamaba la atención de los chicos. Cuando uno se fijó en mí me sentí feliz, pero de todos modos él terminó prefiriéndola a ella.

—Ella dice que el chico la besó a la fuerza. Si antes nunca te falló como amiga, ¿por qué no le creíste?

—Porque la gente a veces sabe fingir muy bien, Halley. Por eso me cuesta a veces confiar.

Halley mira la camiseta de Hunter, la cual aún conservaba en su ropero.

—¿Crees que la gente pueda fingir de modo inverso?

—¿De qué hablas?

—Es decir, si pueden fingir ser malos, pero no serlo.

Jade levanta una ceja.

—No lo creo. ¿Por qué alguien haría eso?

Halley se sienta en su cama.

—No tengo idea.






 El sábado llega, y con él, la fiesta de cumpleaños de Alexa. Halley salió del colegio ese día para ir a la casa de esta.

 Estaba un poco nerviosa, pero también emocionada. Se puso un vestido sencillo de color azul marino. Recogió su cabello en una cola de caballo y se colocó unos sencillos aretes de perlas.

—Oye, no es por ser sangrona ni nada, pero te puedo prestar algo mío—Le dice Alexa—Es decir, algo más... sexy.

—Tranquila. Me siento más cómoda así.

—Pero es que puedes sacarte más partido. ¿No te gustaría ponerte bonita para alguien en especial?

Halley se sonroja.

ENAMORADA DEL DIABLODonde viven las historias. Descúbrelo ahora