Capítulo 18 - Irremediablemente

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 Halley y Hunter estaban en el viejo salón tras el cuadro de béisbol. Él la observa leer. Cuando ella se percata de aquello le devuelve la mirada.

—¿Qué? ¿Por qué me miras?

—Me gusta verte leer. Luces lista y bonita.

—¿Ah, sí? —deja el libro a un lado— Quédate quieto.

Él se queda quieto.

—¿Y ahora?

—Ahora cierra los ojos.

Él la mira con duda, pero lo hace.

 Ella se muerde el labio, luciendo un poco tímida. Luego lentamente se acerca a él. Se sienta lentamente en sus piernas, para después tomar su rostro con una mano y acercar su boca para darle un beso.

 Él no hace nada en un principio, ya que se encuentra un poco sorprendido, pero luego le responde el beso. Le coloca una mano en la espalda y otra en la cintura.

 Cuando Halley termina de besarlo, él la observa. Sin intención de terminar el momento, él continúa el beso.

Son interrumpidos cuando el teléfono de él vibra en su bolsillo. Hunter mira y ve que se trata de su abuelo. 

—Es mi abuelo. 

—Bien. En ese caso, creo que es mejor irme para que hables con él —se pone de pie, pero Hunter le toma la mano. 

—No te vayas.

Ella lo mira y luego se sienta a su lado. Hunter responde la llamada.

Halley lo escucha hablar. Cuando la llamada finaliza, él mira al suelo. 

—¿Pasó algo malo? —le pregunta.

—No —cierra los ojos y hecha la cabeza para atrás—. Mi hermana estará en casa y mi abuelo quería que fuera a verla.

—¿Estará en casa? ¿Vive en otro país o estado?

Él niega con la cabeza. Respira profundo y luego vuelve a abrir los ojos. 

—Halley, mi hermana se encuentra en un centro de rehabilitación para personas adictas a las drogas.

Ella lo mira sorprendida. 

—¿Qué?

Hunter se pone de pie. 

—Hace más de un año Sarah estaba aquí también estudiando. Era tranquila y estudiosa. Me recuerdas a ella en ese parte. Pero todo cambió cuando conoció a un chico que entró nuevo al internado.

—¿Por qué? 

 —Porque él solo fue su perdición —mira hacia otro lado y aprieta los puños—. El tipo se acercó a ella, y al poco tiempo empezaron a salir. Jamás quise que nada pasara entre ellos, porque el sujeto en sí no me daba buena espina. Transmitía demasiada "perfección". Me opuse, pero ella solo se enojó —agacha la mirada—. Me enfadé con ella y nos alejamos, y ese fue el mayor error que pude cometer, porque al alejarme de ella no me di cuenta de lo que estaba pasando.

Halley lo mira atentamente. 

—¿Y luego?

 —En resumen, él la metió al mundo de las drogas. Se aprovechó de que ella estaba enamorada de él para manipularla. La hizo volverse adicta, con apenas catorce años —contiene una lágrima—. Y como si eso no fuera suficiente, la embarazó y luego la abandonó, dejándola aún peor, porque aquello solo hizo que ella consumiera más drogas. Supe todo cuando era tarde, cuando él ya se había ido y ella había quedado sumida en la depresión.

ENAMORADA DEL DIABLODonde viven las historias. Descúbrelo ahora