Capítulo 3

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─ Es como si me hubieran incluido en la lista negra ─ refunfuñó Freen en el teléfono mientras ponía una carga de ropa en la lavadora, sujetando el celular entre la oreja y el hombro cuando medía una taza llena del suavizante de flor de cerezo que le gustaba a Nun. Cerrando la bandeja con un poco más de fuerza de la necesaria, Freen giró el dial y presionó el botón, escuchando el sonido del agua corriendo. Cogió el celular y lo presionó contra su oreja mientras caminaba por el pasillo, el piso de madera crujía bajo sus pasos ─. He presentado solicitudes para otros tres periódicos en Londres y ninguno de ellos me ha respondido. ¡Incluso postulé como columnista para una revista de moda!

─ ¿Tú? ¿en moda? ─ Noey resopló ─ No creo que aconsejar a la gente que use un cinturón con todo sea una buena columna.

─ ¿Qué pasa con mis cinturones? ─ Freen respondió indignada, encendió el interruptor de la tetera y sacó una taza limpia del armario. Saltando sobre el mostrador, robó una rebanada de pan de plátano que había horneado antes, haciendo una mueca al ver el centro ligeramente pegajoso donde no se había cocinado del todo. Suspirando, lo volvió a dejar sobre la pila y esperó a que hirviera el agua caliente; al menos podía tomar una buena taza de té.

Noey se rio al otro lado de la línea, sin dignarse en responder eso y la conversación siguió adelante.

─ ¿Cuándo regresaras? Sabes que vivir conmigo no sería una molestia. De todos modos, ya tengo toda tu mierda aquí. Honestamente, Freen, debes dejar de comprar libros. Heng casi se tira la espalda cuando intentó levantar una de las cajas.

─ ¿Cómo está? ─ Preguntó Freen, sintiéndose un poco culpable por ignorar sus preocupados mensajes de texto con respuestas breves y poco entusiastas.

─ Está bastante molesto porque perdió a su compañera de juego ─ dijo Noey ─, aunque lo superará. Billy incluso se ofreció como voluntario para conseguirle una Xbox y hacerle compañía.

Freen intentó ignorar la felicidad apenas disimulada en el tono de Noey, sabía que a su hermana nunca le agradó James y que sólo hacía el esfuerzo de hablar con él por el bien de Freen. Sin embargo, resultó que el juicio de Noey había sido correcto y Freen se sintió un poco amargada de que así fuera. Después de perder su trabajo, hubiera sido bueno tener al menos una cosa, pero en cambio, no tenía nada. Al reflexionar sobre sus fracasos, Freen no pudo evitar sentirse descorazonada y casi como si pudiera controlar los pensamientos de su hermana, la voz de Noey se suavizó.

─ Hey, está bien. Encontrarás algo. Esto no es permanente ─ le dijo con dulzura.

Frotándose la frente, Freen suspiró y sus hombros cayeron en señal de derrota.

─ Sí. Estaré de regreso en poco tiempo. Mientras tanto, comencé a escribir un libro.

Noey lanzó una pequeña exclamación de sorpresa.

─ ¡Eso es genial! Llevas años diciendo escribirías uno. ¿De qué se trata?

Animándose un poco ante el tono alentador de Noey (no es que esperara menos de su solidaria hermana), Freen sonrió levemente, mordiéndose el labio.

─ No estoy completamente segura todavía. Sólo llevo unos días trabajando en ello.

─ Bien, es bueno que tengas algo que hacer por ahora ─ dijo Noey.

─ Sí ─ murmuró Freen, el sonido del agua burbujeante llegó a sus oídos, seguido poco después por un clic silencioso cuando el interruptor se activó, y saltó del mostrador, tirando su pan de plátano arruinado a la basura ─. Bueno, yo, eh, debería irme. Estoy intentando hacer curry para cenar esta noche, así que tengo que ir a la tienda.

Siempre nos hallamos en el mar  | FreenbeckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora