Capítulo 20

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Una semana después, Freen hizo un viaje rápido a Londres por un fin de semana para encontrarse con sus amigos y su hermana. Rebecca no la acompaño. Freen no estaba segura de si sería buena idea que vaya cuando habría demasiada gente en los bares que visitarían, con la música muy alta. Pero, Freen la echó de menos todo el tiempo que estuvo fuera.

Al regresar a Dover el lunes por la mañana, viajando con el fino velo de niebla arrastrado por el mar, Freen se detuvo en una cafetería, compró burritos para el desayuno, granola tostada y café para dos, antes de dirigirse a casa de Rebecca. Todo eran tonos apagados de marrón y gris, las hojas húmedas bajo sus pies hablaban del tiempo lluvioso que habían tenido durante el fin de semana, y el mar agitado hacía juego con el cielo tormentoso. Abrazando su bolso contra su pecho, Freen siguió el camino arenoso a lo largo de la orilla. Abrigada con su suéter y un abrigo acolchado, no sentía realmente el frío, y el paseo era agradable, recordándole por qué le gustaba tanto el otoño. Las hojas de color naranja y escarlata se aferraban a las ramas de los árboles. El desvío a la casa de Rebecca apareció a una docena de pies delante de ella, y Freen siguió el camino pavimentado a través de la hilera de árboles, y cortó a través del jardín delantero, el olor empalagoso de las flores siguiéndola mientras subía los escalones y llamaba a la puerta. Se las había arreglado para pintarlo todo antes de irse, junto con las contraventanas del segundo piso, y el amarillo pálido de la puerta barnizada se abrió unos momentos después mientras hacía malabarismos con la bolsa y la bandeja de café.

─ Hola ─ la saludó Freen suavemente, mirarla siempre la tranquilizaba. Se lo había pasado muy bien en Londres, pero había extrañado a Rebecca más de lo que hubiera pensado.

─ Hola ─ dijo Rebecca, con una expresión tierna mientras miraba un poco más allá de Freen ─. Te extrañé.

Riendo en voz baja mientras Rebecca expresaba sus pensamientos, Freen extendió la mano para acariciar su mejilla, asegurándose de no sobresaltarla antes de depositar un persistente beso en sus labios.

─ Yo también te extrañé ─ respondió Freen ─. Vamos a dar un paseo.

Freen esperó hasta que Rebecca estuviera bien abrigada antes salir nuevamente al frío por la puerta trasera, le ofreció el codo y la guió escaleras abajo y a través de la hierba cubierta de rocío, cruzando la estrecha espesura de árboles de la parte trasera de la casa. Luchando con dunas de arena húmedas, caminaron hacia un viejo tronco que estaba en la playa. Freen la ayudó a sentarse a su lado, mirando las olas rompiendo en la orilla.

─ Traje el desayuno y un poco de café ─ dijo Freen, entregándole uno de los cafés negros y sacando un burrito, aún caliente del papel de aluminio en el que estaba envuelto y dándoselo a Rebecca.

Ella bebió un sorbo de café y soltó un gemido de agradecimiento al sentir la cafeína.

─ Oh dios, te amo ─ congelada, con las mejillas rosadas (no por el frío), Rebecca rápidamente intentó retroceder, nerviosa, mientras Freen la veía con sorpresa ─. Quiero decir, solo quería decir que... ─ y luego se detuvo, agachando la cabeza, antes de respirar hondo y ver en dirección a Freen, deslizando sus gafas de sol sobre su cabeza para que Freen viera la mirada inquebrantable en sus ojos ámbar. Con una pequeña sonrisa, Rebecca se encogió de hombros en señal de derrota ─... en realidad, creo que sí.

Aquello sorprendió aún más a Freen, y sus cejas se arquearon.

─ ¿Tú... tú lo haces?

─ Sí ─ murmuró Rebecca, con una suave sonrisa en su rostro mientras asentía, más para sí misma que para Freen, como si se estuviera dando cuenta del verdadero alcance de sus sentimientos mientras hablaban ─. Creo que... nunca me había sentido así con nadie más. Sé que es rápido, pero la otra noche, antes de que Noey nos interrumpiera, yo... ─ exhalando levemente, Rebecca le dedicó una sonrisa vacilante ─ pensé que tal vez ibas a decirlo, y sé que no lo hiciste, y no te lo estoy pidiendo, pero me di cuenta de que sí.

Siempre nos hallamos en el mar  | FreenbeckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora