Capítulo 25

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La Navidad se acercó rápidamente, con lluvias torrenciales y un clima frío que hizo que sus paseos por la playa y los acantilados les helaran los huesos. Y con la llegada de las fiestas la casa de Nun se llenó. Noey, Irin y Andy llegaron primero, las dos últimas se quedaron en casa de Rebecca, y al día siguiente aparecieron Heng y Billy, lo que hizo que la cena fuera muy ruidosa y abarrotada esa noche, ya que Rebecca vino a conocer a los amigos de Freen. Parecía estar menos nerviosa que la última vez, y Freen nunca estuvo lejos de ella mientras comían y bebían vino, disfrutando de tener a sus amigos en la ciudad y feliz de poder presumir de Rebecca. Rebecca se llevó sorprendentemente bien con Heng, robándoselo para su equipo cuando jugaron Trivial Pursuit después de la cena, ante las protestas de Freen pues Heng siempre era su compañero y se sentía ofendida de que él la abandonara voluntariamente, a pesar de que Nun era una compañera más que competente.

La Nochebuena fue la mejor que Freen pudiera recordar, todos reunidos en la sala comiendo tarta de frutas y bebiendo vino o chocolate caliente con menta. Sólo el sabor de la canela y la naranja hacía que Freen sintiera la Navidad, y esperaba que los fuertes sabores y aromas fueran suficientes para que Rebecca también lo sintiera así. Incluso había llegado a comprar velas aromáticas para todas las habitaciones a las que Rebecca pudiera entrar, así como incienso de pino, lo que salió desastrosamente mal cuando Freen accidentalmente les prendió fuego y copiosas cantidades de humo con aroma a árbol hicieron que la sala se volviera brumosa, aunque, fiel a su palabra, olía mucho a pino y Rebecca dijo que definitivamente sentía el espíritu navideño con todos quejándose. Las cosas se caldearon aun más cuando sacaron el Monopolio y Scrabble, eliminando cualquier juego que excluyera a Rebecca, y todos acusaron a los demás de hacer trampa; aunque en el caso de Rebecca era cierto, pero nadie señaló que algunas de sus palabras no eran palabras reales, considerando el hecho de que no podía ver las letras y, a juzgar por la leve sonrisa en su rostro, Freen sospechó que Rebecca sabía exactamente cuán indulgentes estaban siendo todos y estaba dispuesta a dejarlo pasar sólo esta vez para ganar, lo cual hizo.

Esa noche, Freen le dio un beso de despedida debajo del muérdago que había aparecido convenientemente bajo del marco de la puerta, cortesía de Heng, y se despidió del trío que se dirigía de regreso a la casa de Rebecca, sabiendo que regresarían en la mañana para desayunar y pasar el día completo en familia. Tan emocionada como siempre por las fiestas, Freen ya estaba en la cama antes de la medianoche y pensando en las actividades del día siguiente.

Se levantó antes de que saliera el sol, estaba demasiado emocionada para seguir durmiendo, y a Noey no le hacía mucha gracia que su entusiasta hermana la despertara saltando sobre ella a las seis de la mañana, pero ni siquiera ella pudo resistirse demasiado tiempo contra una insistente Freen o a la emoción de la Navidad. Aún así, Nun se les adelantó y las tres pasaron unos momentos juntas en la cocina bebiendo café cuando se les unieron Heng y Billy, aun con los ojos llorosos y todavía un poco cansados ​​por la noche anterior. No pasó mucho tiempo antes de que Irin llamara, y todos se ducharon y vistieron mientras esperaban a que llegaran, antes de ponerse a trabajar en la cocina. A Freen le tocó pelar las papas y una bolsa de zanahorias, porque ni siquiera ella podía estropear eso, pero las abandonó cuando escuchó que tocaban la puerta.

Noey llegó primero a la puerta, haciéndolas pasar para que se resguardaran del frío, y Freen fue a saludar a Rebecca, sus ojos se abrieron ligeramente mientras la veía deshacerse de su abrigo negro para revelar un suéter verde esmeralda en lugar de su habitual guardarropa apagado de estos días. Era casi una reminiscencia de su antigua ropa, sólo que un poco más sencilla, y Freen sonrió ante el recuerdo, besando a Rebecca en la mejilla antes de darle a Irin y Andy un rápido abrazo, dirigiéndolas hacia la cocina para quedarse a solas con Rebecca.

─ Feliz Navidad ─ dijo Rebecca, acercándose a Freen, con una sonrisa en sus labios mientras levantaba la barbilla.

─ Feliz Navidad. Por cierto, me encanta el suéter ─ contestó Freen después de besarla.

Siempre nos hallamos en el mar  | FreenbeckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora