estoy aburrido frente a la iglesia

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El sonido de los instrumentos de viento sonando a todo pulmón, el bello calor de la tarde, el aire cantando armonizando está soneto, parece espectral. El horizonte patalea como un niño sobre el barandal, el grito de las aves esperando sobrevivir el invierno parece mágico, un pequeño e insignificante mosquito se volvería loco si tan solo lo pudiera apreciar, y el llanto del desprotegido no parece importar. El cielo adornado de las acuarelas más finas de un pintor que no ha olvidado su pasión, los pocos árboles en pie parecen añorar el pasado, mientras sus bellos retoños ansían el futuro, un melancólico rezo se oculta al fondo, palabras de amor y consuelo para la partida de un ser amado que jamás curarán, todo es tan bello a su propia manera. El cielo no quiere llorar. El sonido de unos viejos y sabios pues descalzos que caminan sobre un suelo sucio y lleno de vidrios rotos, lleno de basura que no parece encajar con el cuadro que regala la tarde, nada de eso parece importar.

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