Distanciarse es lo mejor creeme...

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Hace tiempo decidimos greñas y yo distanciarnos un poco, ni siquiera penso en nuestra hija, aún que será en realidad... Su hija?. . —fue lo que pense– que pensamientos tan extraños- me repetí en mi mente, no eres una loca Meshelle –repetí una y otra vez.

Fui a desayunar ala cocina, Rutila invito a greñas a desayunar, no le di importancia, nos encontramos el trato de mil maneras poder hablar conmigo.

Yo solo lo ignore...

Fui ala habitacion de mi hija, aver que hizo despues de desayunar, solo se quedo a dibujar, me dijo que comenzo a leer. En eso entro Rutila.

—Hola, hermana.

—Hola, Rutila.

—Meshelle, tenemos que hablar, tú...hija...

—Callate- le respondí en voz baja.

—Hablemos en otro lado
—respondío ella y solo asentí.

—De que querías hablar Rutila
—Suspire.

—Mi sobrina, necesita a su padre.

—El no es más su padre.

—Ella no sabe las cosas que pasas, el hecho de que estés enojada o distanciada con su padre no significa que lo tenga que dejar de ver por... Tus caprichos.

—Rutila, volvere a el extrangero en algún lugar de Europa, me llevare a mi hija lejos de todos ustedes y de el señor de su padre.

—No, Mesh, estás mal, tú hija no tiene la culpa.

—Tú lo dijiste Rutila mi hija no tiene la culpa de que ¡¡¡su padre sea un mujeriego, que allá cometido adulterio, soló por no cumplirle cómo mujer, Rutila no soy un juguete, te paso casi lo mismo con javier!!!

—¡¡¡De Javier no hables!!! —Me grito.

—¡Es mi hija y se lo que hago Rutila no necesito ayuda de unos criminales como ustedes!
—Dije, y ella solo me cacheteo.

—Eres muy egoísta
—Dijo y se fue enojada.

—Te odio
—Le grite enojada, si tan soló... Llegará a saber si greñas es su padre, no ah, quiero decir claro, obvio el es su padre, por que no lo sería?
—reí nerviosa por mis pensamientos, mejor íre a visitar a una amiga. De hecho no la veo desde los 11 años.

• • •

—¡¿Judith, estás ahí?!
—Grite para saber desde la puerta, para saber si mi amiga Judith estaba en casa.

—¡Voy!
—Ella grito para asegurar de que estaba en casa. ¡Hay amiga! Que sorpresa! Cuanto tiempo a pasado!
—Ella se hizo a un lado para que entrara a su casa, era una gran mansion.

—Digo lo mismo Judith, ya te extrañaba.
—Dije mientras entraba a su casa.

—Quieres un cafe, agua o vino? —Pregunto.

—Si, por favor, un vino esta bien.
—Dije.

—Felipa! —Grito. Un vino para mi amiga.
—Ordeno Judith.

—Claro que si, señorita, ¿algo más que desea ordenar?

—Si, y traime uno para mi, un vodka.
—Volvio a ordenar.

—¿Algo más?

—No, nada más, gracias.
—Judith dijo y la sirvienta se fue.

La Última Hija De Aurelio Casillas OC FemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora