5° EL BESO

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-Will, qué te parece si salimos a cenar esta noche?- Grell sugiere mientras acaricia la mano enguantada de William, el gerente le mira de reojo y retira la mano, sólo para ajustarse los anteojos.

-Grell Sutcliff, sólo piensas en divertirte, ¿A caso ya terminaste tus asignaciones pendientes?

-Sí, no tengo trabajo pendiente. Pero está bien, saldré con Eric o Ronald.

-Grell Sutcliff, no les quites el tiempo- advirtió William.

-Hey Will, ¿Recuerdas antes de que te convirtieras en jefe, cuando éramos felices?- Grell abandonó la oficina.

...

El cielo se torna anaranjado, anunciando así, el atardecer. El clima es bastante agradable, por ahora no tienen preocupaciones, hace poco fueron asignados a un despacho, en el área de recolección, pero al ser recién egresados, aún no se les carga la mano, todo se ha tratado de observar a sus superiores trabajar y mucha teoría, así que aún tienen oportunidad de relajarse.

-¿No te parece fantástico?- dice el pelirrojo quien se encontraba recostado en el césped, giró para quedar sobre su estómago, doblando los codos en el verde tápate de hierba y posando su rostro sobre las palmas de sus manos.

-¿Qué cosa?- William cierra por un momento su libro y presta atención a su llamativo compañero. Ya es una costumbre venir hasta esta colina, Grell lo trae cada tare, después del trabajo y hablan sobre banalidades. Grell siempre un tema de conversación, nunca se la acaba la energía.

-Tuvimos la suerte de ser asignados en el mismo despacho, la misma área y el mismo turno. Pronto nos enfrentaremos hombro con hombro, contra los demonios...

-¿Qué tiene eso de bueno?, honestamente, ensuciarme las manos con aquellas sucias alimañas, no me entusiasma para nada.

-No seas pesimista, lo mejor está por comenzar, adiós a la aburridísima teoría y a estar encerrados en un aula de clases. Recuperaremos almas juntos, somos un gran equipo, además, nos protegeremos mutuamente, bueno, sé que yo tendré que salvarte- se ríe -No eres tan bueno defendiendote- William no responde aquella broma, a su parecer, de mal gusto y sólo rueda los ojos con fastidio. Desde su graduación, este pelirrojo no se le ha despegado ni un momento, aunque él tampoco ha hecho nada por alejarle, simplemente le deja ser y estar a su lado, aunque quizá un poco de tiempo para él solo, no le vendría mal, su único respiro es cuando su turno termina y cada quien se va a su casa, e incluso ahí, Grell ha insistido en acompañarle o en su defecto, el pelirrojo le invita a su apartamento.

Es raro, siempre ha sido una persona solitaria, incluso en vida. Un tipo tan ordinario como él, nunca nadie se ha interesado en él y de pronto, este tornado rojo, ha concentrado todo su energía y tiempo en estar a su lado, nunca había tenido un "amigo" tan cercano, porque eso es Grell Sutcliff ¿Verdad? Un amigo.

-Will, ¡William!, ¿Escuchaste algo de todo lo que he dicho?- reprocha molesto. William sale de sus pensamientos.

-Es momento de que regresemos a los apartamentos, ya es tarde.

-Will, ¿Qué piensas de todo esto?

-No te entiendo.

-Nuestra situación, cómo llegamos aquí, está nueva oportunidad.

-Es un castigo, no una nueva oportunidad y con honestidad, prefiero no pensar en eso y enfocarme en mi trabajo.

-Trabajo, trabajo, todos aquí hablan de trabajo. Sólo espero que nada cambie entre nosotros y que siempre estemos juntos- el pelirrojo abraza con fuerza a su compañero, William no se esperaba, esto, Grell era muy extraño, primero lo rechazaba por sobre todas las cosas y ahora no quería separarse por ningún motivo. Acto seguido, Grell le robó un rápido beso, presionó sus labios con fuerza y aunque no fue correspondido, tampoco fue alejado, hubiese deseado que el momento durará más, quizá que hasta se tornará apasionado, sin embargo, sintió con William se tensó de inmediato, así que se separó rápido -Sólo no te obsesiones con el trabajo, no te vuelvas un viejo amargado que no sale de su oficina- después de su petición, salió corriendo.

William se quedó ahí parado, viendo como aquel muchacho se alejaba ¿Así sería su "vida" de ahora en adelante?

...

William entró a la oficina de Grell, justo a tiempo, antes de que ella la abandonara, cerró la puerta tras de él.

-¿Recuerdas antes de que me ascendieran a jefe, cuando éramos felices?- preguntó William, caminó hasta Grell, quien le miró extrañado ante la pregunta. Acto seguido, le abrazó con fuerza y le dió un apasionado beso, ciertamente, esto tomó por sorpresa a la pelirroja, siempre es ella quien le roba los besos al estricto gerente y recibe reprimendas.

-Te convertiste en un viejo amargado, encerrado en su oficina- se ríe.

-Vamos a cenar, ya es tarde- William toma la mano de Grell y ambos avanzan hacia la puerta.

-Pero al menos eres sólo mío y nada nos va a separar- Grell sonríe y recarga la cabeza en el hombro de William.

QUE NI LA MUERTE NOS SEPAREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora