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CINCO DE LA MAÑANA y recien se fueron los chicos. Por mi parte subi rapido las escaleras y entre a mi pieza, me encontraba leyendo tranquilamente hasta que comence a escuchar ruidos raros desde la pieza de Tomás. Me levante y salí de mi pieza para ir a chusmear discretamente, cuando pude escuchar bien me di cuenta que los ruidos que estaba escuchando eran gemidos. Rapido se me formo un nudo en mi garganta, me largue a llorar descontroladamente mientras iba a al patio. Me sente en el piso y prendí un cigarro mientras seguía llorando. Las lagrimas corrían por mi rostro, estaba completamente decepcionada. Nuevamente me encontraba decepcionada. Le di la última calada al cigarro y seque mis lagrimas para llamar a Alejo, al principio dudaba que me iba a contestar. Tuve la suerte que me respondio al segundo.
— Que onda beba, al fin te dignaste a llamarme.
—Alejo. -dije entre lagrimas, apenas se me entendia.
— Ey, ¿qué paso? ¿por qué lloras? -cuestiono.
— Boludo, Tomás se la esta cojiendo sabiendo que estoy yo.
— ¿Quienes? -pregunto confundido.
— El re mogolico de Tomás y Julieta. -conteste llorando.
— Ah no, pero yo lo voy a matar a ese pelotudo cuando llegue. Estas segura qué estan..?
—Si boludo, se escucha desde acá. Lo peor de todo es que yo casi me lo cojo en el baño cuando estaban los chicos, me siento una basura.
— Ey no te culpes, el es un mogolico que te promete algo y despues no lo cumple. Ahora trata de quedarte ahi afuera hasta que paren, no salgas a estas horas sola.