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Me desperte por el ruido de la tormenta, estaba lloviendo fuertisimo. Fui al baño a cepillarme los dientes y lavarme la cara para volver a acostarme, de repente se apago la luz pense que era Tomás que me estaba molestando pero no, se había cortado realmente la luz. Agarre mi telefono para ver cuanta bateria tenía, tenía noventa porciento. Baje a la sala con el flash del telefono y busque en los muebles velas, pero no encontre
— La concha de mi madre. —murmure.
¿Dónde iba a conseguir velas a las seis de la tarde y en plena tormenta?
De repente salte del susto cuando senti que alguien me agarro de la cintura, me doy la vuelta y era Tomás.
— Pelotudo de mierda, me asustaste.
— Qué haces en plena oscuridad? prende las luces tontita. —dijo.
— No hay luz, tontito.
— La puta madre, tengo cinco porciento! me voy a matar. —se quejo.— ¿Hay velas?
— Eso estaba buscando y no, no hay. —conteste.—
— Veni, acompañame que en la pieza tengo la vela con olor a vainilla que me regalaste la otra vez.
— Anda vos. —respondí seca.
— Bueno si preferis que te agarre el cuco.
Lo mire y lo pense, al final termine subiendo a su pieza con él. Siempre le encanto asustarme para conseguir que me quede con él y siempre lo logra.
— Prende el flash, boba.
— Toma. —le pase mi celular con el flash prendido
— Aca esta. —agarro la vela.
— ¿Sabes que eso no genera demasiada luz? no la prendas al pedo, ahora en una rato voy al supermercado y compro unas velas.
— No vas a ir sola, ¿sabes?
— Es aca no mas, compro algo para comer y las velas. —conteste mientras salia de su pieza.
— Te voy a acompañar igual. —respondio mientras se ponia una campera.
Hice lo mismo, entre a mi pieza y agarre una campera junto a mi mochila para guardar las cosas. Sali de la pieza y baje a la sala con mi celu iluminando, en la puerta estaba Tomás esperandome.
— Que terco que sos. —dije mientras me ponia la capucha y salia de la casa.
— Qui tirci qui sis.
— No flashees confianza y no me descanses.
Camine rapido porque no tenia ganas de mojarme. Despues de diez minutos finalmente llegamos a el supermecado, busque y busque hasta que encontre las velas. Entre al sector de galletitas y me agarre dos paquetes de toddy. Fui a hacer la fila con el carrito mientras sacaba la plata de el bolsillo, por suerte tarde cinco minutos en llegar a la caja.
— Hola, son $5550 —menciono la cajera.
Saque cinco billetes de mil pesos, uno de quinientos y otro de cincuenta.
— Toma, muchas gracias.
(...)
Son las doce de la noche, estoy sentada debajo del techo del patio fumando un cigarro mientras veía como llovia. Pasaron cinco minutos y se apago mi pucho así que entre adentro.
— Queres dormir conmigo? O sea no exactamente conmigo, en mi pieza pero en camas separadas. —explico nervioso.
Lo pense por un minuto hasta que termine aceptando, no me gustaba la idea de dormir en la misma pieza que el pero tampoco me gustaba la idea de dormir sola en plena oscuridad.
— Agarra el paquete de velas, esta en la mesa. —menciono Tomás.
Agarre las velas y subi junto a el a su pieza.
— Yo duermo en el piso, vos en mi cama si?
— Yo duermo en el piso y vos en tu cama Tomás. —dije mientras dejaba mi almohada en el piso.
— Dormi vos en mi cama y deja de joder, no me molesta dormir en el piso.
— Bueno si vos decis. —respondi
Agarre nuevamente mi almohada y me acoste lo mas comoda hasta que tuve que abrir mi bocota.
— Tomás.
— Si?
— Veni a dormir conmigo, pero vos dormis del lado de la pared. —indique.
— Como siempre. —dijo mientras se acostaba al lado mio.
— Nada de abrazos, sigo enojada. —mencione.
— Como vos digas reina.
Me di la vuelta para darle la espalda y cerre los ojos con intención de dormirme hasta que de repente siento como sus brazos rodean mi cintura, decidí callarme y no decir nada. Simplemente disfrute del momento.
— ¿No era que nada de abrazos? —cuestiono.
— Tomás, no arruines el momento.
— Siempre lo arruino, ¿no?
— Si, así que mejor quedate callado. —conteste.
— ¿Por qué?
— Porque así la dejas de cagar y ademas te ves mas lindo calladito. —dije.
— Si vos decis.
— Sí, yo digo. —recalque
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