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───¡ENFERMO DE MIERDA, TE VOY A MATAR!— Quimey gritó mientras lo corría a Tomás por toda la playa.
Tomás le habia tirado a su mejor amiga una gran cantidad de arena mojada cuando estaban caminando y ella justamente llevaba una top blanca con un short cremita.
───Teneme piedad Quimey, por favor— habló agitado
───¡Ni siquiera penses que la voy a tener!—
Despues de estar corriendo bastante tiempo finalmente logro tirarlo a la arena, no estaba mojada pero al menos lo tiro
───¡Para, forra!
La chica comenzó a pegarle suaves patadas en la espalda a Tomás, suaves porque no era tan forra como para llegar a pegarle fuerte.
───Bueno, ya esta— dijo mientras se sacudia la arena que le había quedado en su top
───¿Ya esta? Sí, dale— largo una carcajada.
Tomás la agarro de la cintura y despacio la tiro a la arena para hacerle cosquillas, a todo esto cabe aclarar que son las una de la madrugada. Se encontraban en plena oscuridad y solos en la playa, estaban regalados
───¡Listo, no juego más!— gritó entre risas.
───Voy a ser bueno y te voy a soltar, solo esta vez— mencionó.
Quimey largo una risita y se sento en la arena, ya no le importaba estar toda sucia o llena de arena solamente quería disfrutar aquel momento. Saco un cigarro de su bolsillo y trato de prenderlo mientras le hacía carpita, había mucho viento y se le hacía imposible prenderlo
───Hacele carpita, pelotuda— indicó.
───Eso estoy haciendo, pelotudo— dijo con el cigarro en la boca.
───A ver, dame el encendedor—
───Vas a ver que no vas a poder— dice pasandole el encendedor.
La miro a los ojos y se mordió el labio inferior mientras trataba de prender el cigarro, despues de varios intentos finalmente pudo.
───Viste que podía, soy un genio— me guiño el ojo.
───Aja—
Ambos se volvieron a sentar en la arena y comenzaron a compartir el pucho mientras miraban el mar. Hoy era la noche perfecta para Tomás, playa y Quimey; la mejor combinación.
───Esta linda la noche— comentó Tomás.
───Sí, bastante— afirmó.
───Te amo demasiado, ¿vos me amas?— preguntó mientras apoyaba su cabeza en el hombro hombro.
───Obvio que te amo, te amo ya y ya es mañana— repetió la iconica frase de Spinetta.
───¿Qué significa eso? ¿Es bueno o malo?— cuestionó preocupado.
───Significa que el amor que siento por vos es mejor cada día, a cada segundo, a cada instante que pasa. Es una frase que dice Spinetta en Cantatas de Puentes Amarillos, un tema de artaud— aclaró
Tomás la miro con un brillo inexplicable en sus ojos, estaba fascinado. Por más que el no entendia absolutamente nada de lo que le estaba hablando, amaba y ama escucharla igual. Ama escucharla hablar de lo que le gusta y apasiona; la musica.
───Sos más linda, linda en todos los sentidos— agrego.
Quimey le dedico una tierna sonrisa y esta vez ella apoyo su cabeza en el hombro de Tomás. Se quedaron así un largo rato hasta que Tomás se comenzo a dar cuenta que Quimey se estaba quedando dormida así que decidio empujarla levemente para avisarle que ya era hora de ir a casa.
───¿Qué paso?— le pregunto la chica totalmente confundida.
───Vamos a la casa, ya te pego el sueño—
───Tenes razón, vamos— bostezó.
Se sacudieron la arena que tenían en su cuerpo y comenzaron a caminar hacía la casa que por suerte no se encontraba tan lejos. Cuando llegaron se dirigieron a la habitación y se acostaron directamente, estaban destruidos.
───Buenas noches, bonita—
───Buenas noches, Tomi— murmuró la colorada.
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