CAPÍTULO 1

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"Rojo"

—...No es que tú te vayas a casar con ella.

¿Y por qué no?, se preguntó repentinamente WeiYing, esas palabras dichas por su hermano resonaban y resonaban en su cabeza sin cesar. Pero como era habitual sólo rió jovialmente y golpeó a Jian Cheng en el brazo en señal de "que buena broma", pero algo en su corazón se había agitado y su mente comenzaba a no pertenecerle.
Los dos hermanos se despidieron de YianLi y se alejaron de la tienda de ropa; ella se quedó ahí acariciando el hermoso vestido rojo que se había probado por diversión, sumergida en sus pensamientos, ella había notado que algo había pasado con WeiYing, su expresión se había transformado raramente por una fracción de segundo antes de estallar en su alegre, cristalina y contagiosa risa, ¿que habría pasado en el corazón de A-Xian que le perturbó tanto?, quizá él se había enamorado de alguna joven cultivadora y no les había dicho nada, sabiendo que Jiang Cheng se burlaría de él, quizá era inapropiado el sentimiento de A-Xian, tal vez la chica lo rechazó, o él ni siquiera sabe que está enamorado, o quizá considera que aún es muy joven para pensar en ello... mmh, no, eso, no, WeiYing puede ser todo, menos prudente y maduro.

—Ande señorita... —la voz de la dependienta de la tienda la arrancó de sus pensamiento violentamente, haciéndola sobresaltarse y soltar el hermoso vestido que aún sostenía. 
—Llévelo de una vez, a su novio también le pareció hermoso, su mirada parecía llenarse de estrellas al contemplarla, debe amarla mucho, además es muy guapo, parece brillar como un rayo de sol cuando está con usted.
¿Pero qué era eso que decía la anciana?, WeiYing era su hermano, ¡pero que confusión!, la pobre YanLi no supo qué decir, solo sonrió y agradeció a la señora amablemente —Ahora no, aún no es el momento, disculpe. —Y se alejó seguida del pequeño grupo de sirvientas que estaban ahí con ella.
—Chicas, vamos por unos bocadillos y un té, hace calor —dijo YanLi mientras se dirigía a la posada más cercana.

—Señorita Jiang, que honor tenerla con nosotros, pase por favor, ¿desea un salón privado?, —dijo un joven muy  amable al verla entrar.
—No es necesario, solo una mesa donde podamos sentarnos todas —respondió con su dulce voz YanLi.  Fueron llevadas al fondo del lugar junto a una ventana hermosamente decorada por la que se filtraba la luz del sol, recortando las figuras de garzas y juncos que la adornaban. Todo el lugar era muy lindo y "elegante", con pequeños biombos delicadamente pintados con paisajes que separaban las mesas cercanas a las paredes; pero ese espacio era el más lindo y relajante del salón; acercaron dos cojines más a la gran mesa. Las sirvientes que venían con YanLi se encontraban confundidas, su ama era la persona más tierna, amable y dulce que ellas hubieran conocido, pero esto era extraño.
—Por favor tomen asiento. —les indico con una sonrisa delicada—.  Obedecieron apenadamente a su ama; todas estaban en silencio y miraban hacia abajo sin saber realmente qué hacer.

—Acabamos de preparar un delicioso té de jazmín y cítricos muy refrescante, y disculpe mi atrevimiento y vanidad pero, puedo asegurar que es único y el mejor de todas las bebidas de Yunmeng y sus alrededores. ¿Desea que le sirvamos? —YanLi sonrió divertida por las palabras del chico y asintió, solicitando también unos bocadillos y postres.
—Vamos chicas... nos conocemos desde pequeñas, hemos crecido juntas, ustedes son mis amigas, no estén tan nerviosas.  —Las sirvientas se sonrojaron, todas, alguna sonrió, otra no pudo contener las lágrimas, otras alzaron los ojos y sólo una de ellas con tímida voz se atrevió a decir —Ama querida, es usted amable con nosotros, nosotros la amamos y haríamos cualquier cosa por usted, el que nos llame sus amigas no es correcto, qué dirán los demás, que "la noble señorita Jiang no sabe darse su lugar".
—¡Que digan lo que quieran! —interrumpió YanLi alzando su voz un poco más de lo normal, haciendo saltar a las chicas y voltear a algunos comensales cercanos quienes la miraron sorprendidos, le dedicaron una sonrisa y siguieron en lo suyo—, A-Xian —continuó diciendo, ya con más compostura—, me ha enseñado que todos somos iguales y Padre está de acuerdo con ello, y hay momentos en que eso se puede demostrar, como este, todas hemos estado caminando bajo el sol, nos ha iluminado y calentado por igual; y por igual estamos sedientas, salimos juntas, caminamos juntas y comeremos juntas, así que no sientan más vergüenza, y beban.
Yun, la chica más cercana a YanLi, fue la primera en romper el hielo. —Estos bollitos están deliciosos. Dígame señorita ¿por qué decidió medirse ese vestido de novia?, ¿tiene usted algún pretendiente que nosotros no conozcamos?, ¿al fin alguien le robo el corazón que pertenecía al joven WeiYing?. —¡Oh, por Buda!, esto último que dijo debió habérselo tragado tan pronto como salió de su boca, pero ya lo había dicho, no podía hacer más, todas voltearon a verla con los ojos bien abiertos y sin atreverse a respirar.

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