CAPÍTULO 8

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"Espíritus"

Dándose cuenta que podrían morir ahí mismo de no hacer algo pronto, Jiang Cheng desenfundó a Sandu y la entregó a ZiXuan, aunque no pudiera sacar todo el potencial de la espada algo les ayudaría, recordó que había tomado a, ZuixiaoZidian (la hija de Zidian) antes de salir de Muelle de Loto, la buscó entre sus ropas mientras seguían siendo "atacados" por toda la vegetación que volaba con el vendaval, la colocó en su muñeca y se sentó en medio del caos, con mucho esfuerzo comenzó a concentrarse hasta que una energía violeta como llamas comenzó a emanar de él y a rodearlo, parecía que tomaría forma de algo al centro donde se encontraba Jiang Cheng, quizá un animal. Se escuchó el tintineo de campañas pequeñas y Jiang Cheng se incorporó con ZuixiaoZidian en todo su esplendor brillando en su mano, en el momento justo para ser azotada al costado de ZiXuan quien estuvo a punto de ser derribado por una sombra negra de ojos rojos y brillantes, que desapareció en el instante en que fue tocada por el látigo violeta.

Los ataques extraños se intensificaron y ambos se defendían con ferocidad, gotas de sangre salpicaban por doquier, a veces se mezclaban con el humo negro que se desprendía de los espíritus vencidos. De pronto un rugido horrendo hizo temblar la tierra. Jiang Cheng y ZiXuan se miraron con determinación. Si iban a morir ahí, lo harían con el orgullo en alto, huir no era una opción para ellos. ZiXuan tomó de la mano a WanYin para darle impulso, antes de liberarse Jiang Cheng dio un rápido beso a ZiXuan y se soltó volando por los aires haciendo que el azote circular de ZuixiaoZidian despidiera rayos violetas despejando el área de la neblina y lanzando a las sombras hacia atrás, se veían brillar infinidad de ojos como rubíes entre la maleza esperando el momento de atacar.

Uno a uno los espíritus iban desapareciendo ya fuera por Subian a manos de ZiXuan o por ZuixiaoZidian a manos del Jiang; al fin podían comenzar a avanzar un poco, la neblina se había disipado lo suficiente para dejarles ver por dónde ir, pero por desgracia también les dejo ver lo malheridos que se encontraban, las ropas claras del clan Jin se encontraban teñidas de rojo y la túnica morada era casi harapos, tras los jirones de las mangas podían verse las heridas sangrantes. Avanzaban lo más que podían, pero el viento no había amainado y seguía dificultándoles el avance.

Nuevamente se sintió sacudir la tierra y el rugido que escucharon ahora está casi frente a ellos. Repentinamente el viento dejó de soplar. Espalda con espalda intentaron ver a su derredor, los temblores eran pausados pero rítmicos y la energía era más sofocante que antes, tras el último rugido el silencio que se hizo era ensordecedor. Podían sentir sus acelerados latidos en cada parte de su cuerpo y retumbando en su cabeza. Los temblores eran cada vez más fuertes; escucharon el crujir de un tronco muy cercano, y luego otro gruñido, una visión aterradora de ojos verdes brillantes y gran estatura casi a su lado resoplaba sin dejar de mirarlos. Estaban perdidos.

La enorme bestia se lanzó sobre ellos, sus incipientes ataques fueron repelidos por ambos que atacaban con más fuerza de la que tenían; ella solamente los estaba midiendo... caminaba en círculos, rodeándolos, bufando, sin perderlos de vista.

—No flaquees ZiXuan, nos espera una larga vida, no quiero perderla antes de comenzar a vivirla...

—¡JA, JA, JA! —se escuchó— que valientes humanos.

La voz estridente, grave, hueca, aterradora, provenía de la bestia que se había detenido por un momento al escuchar al Jiang.

Un rayo deslumbrante cruzó el aire y golpeó el costado del monstruo desprendiendo chispas y humo negro, señal de que había sido herido; sus ojos brillaron con un aterrador resplandor pero ni siquiera mostró signos de dolor.

—¡Insolente! —dijo lanzándose sobre ellos.

Aunque se habían separado a tiempo, Jiang Cheng había sido alcanzado por una garra que terminó de romper el costado de su túnica, haciendo sangrar profusamente su pierna y derribándolo, pero eso no le impediría seguir luchando.

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