BIENVENIDO, DOCTOR MOORE

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La concurrencia no se hizo esperar en aquel salón donde el destino, bien o mal intencionado, les guardaba una enorme sorpresa a los tres.

Sí, como lo leen.

Porque no solamente habría reencuentro entre los antiguos enamorados, sino que Jackson prometió alcanzar a Lilly en la fiesta sin imaginarse la que les esperaría.

La crema y nata de Rainbows Bay predominaba, Bárbara Toker se había encargado de que así fuera, sin embargo, la malicia le hubo alcanzado para invitar a unos cuantos con los que ni en sus más locas fantasías; se hubiese mezclado. Debía seguir aparentando ser un ángel de la buena voluntad, al igual que muchas imitándola y haciendo obras de caridad que nacían de la hipocresía y no de un corazón ansioso de ayudar al que más lo necesitaba.

Para muestra, la repartición de las mesas y cómo se agrupaban selectivamente.

Aquí entre nosotros he de confesar, que pese a tener una boca demasiado grande, eso jamás se hubiese vivido en una fiesta organizada por Denisse Kaplan.

De cualquier modo, el esfuerzo y la consagración de Jules se notaban en cada uno de los rincones. La decoración llevaba su sello personal, desde la blanca mantelería combinando con las sillas vestidas en blanco y azul, hasta los centros de mesa que constaban de candelabros plateados y atildados con velas encendidas, tiras de perlas artificiales y flores, entre las cuales iban rosas.

Las adoraba.

Inclusive, en ocasiones fantaseaba con que el novio de su mejor amiga llamaba a su puerta y al abrir, le entregaba un enorme ramo de dicha flor en color rojo, sonriéndole adorablemente.

Pobre Julia.

Pero bueno, a nadie le hacían daño sus delirios, ¿o sí?

— ¿Te gusta cómo quedó todo? —Le preguntó a Lilly, quien examinaba cada detalle con total detenimiento.

No cabía en asombro.

Asintió, en silencio.

— ¿De verdad lo hiciste sola?

—No creerás que la bruja Toker se iba a ensuciar las manos.

—Por supuesto que no, se podría arruinar la manicura.

Ambas rieron de lo lindo a costillas de la susodicha, quien nada más verlas paradas en el umbral de la puerta de acceso, se dejó ir en su dirección con una sonrisa petulante de oreja a oreja.

— ¡Oh, oh! Cuidado, ahí viene Penny Wise —Dijo una espontánea Lilly, simulando una seriedad que segundos antes, no poseía.

Jules jadeó, conteniéndose con obvia dificultad.

Su pecho subía y bajaba, custodiando una carcajada que prometía ser escandalosa y por demás desvergonzada.

Finalmente inhaló profundo y exhaló con lentitud, apaciguándose.

— ¡Jules, linda!, ¡te ves hermosa! —Exclamó, abrazándola con falsa efusividad.

Por supuesto que la chica Kaplan lucía radiante en ese vestido negro que la envolvía y contorneaba su figura con osada sensualidad, ya había provocado suspiros y miradas aturdidas de uno que otro bebiendo en la barra. Su cabello estaba recogido en un moño alto, minucia que de igual índole, les incitaba pensamientos poco decorosos.

Lo que ese cuello delgado, esbelto y de piel nívea podía conseguir.

Me sonrojo nada más de imaginar lo que pasaba por esas mentes perversas.

Julia pegó un salto y Lillian rodó los ojos.

Le habría creído de no conocerla.

Los iris verdes de Bárbara enfocaron a la castaña, nada más romper el contacto.

SIN LÍMITES © (A La Venta En Físico Por AMAZON y Librería MOB en Línea)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora