ADOLESCENTE HERIDO

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—No debí hacerles caso. Mi lugar está con Lilly —Dijo Jackson mientras Julia hacía girar la llave abriendo la puerta del departamento, habiéndolo invitado a pasar.

Posteriormente de que ella y su madre lo convencieran de que lo mejor que podía hacer era retirarse de la clínica, se ofreció a llevarla, puesto que al encontrar a Lillian inconsciente se había unido a los paramédicos en el traslado en la ambulancia, dejando su coche estacionado fuera de la propiedad Buttler. Ya era lo bastante tarde como para que anduviese por la oscuridad de las calles y como verán, Turner no pudo permitirle ir sola y Solange mucho menos.

— ¿Y a qué te quedarías? ¿A seguir armando revuelo? Doris fue muy clara. Hasta a tu madre la mandó a dormir —sentenció la de ojos ámbar encendiendo las luces, colgando su bolso en el perchero a la entrada y como siempre, quitándose las flats de dos ligeras patadas —. Siéntate, te traeré una cerveza.

Cerrando el portillo tras su espalda, el ojiverde aceptó la invitación.

Suspirando, replicó: —Es algo más fuerte que yo. A ese Moore se la tengo sentenciada desde hace diez años. ¡No lo soporto! ¡Lo miro y...!

—Lo entiendo. Pese a que llegué a la Bahía mucho después de lo que pasó, créeme que lo hago —Señaló Jules, volviendo de la cocina y tendiéndole la botella. Enseguida se sentó a su lado con una de sus piernas cruzada por debajo de la otra—. Sin embargo, es un hospital, Jackson, ¿entiendes que el único que hubiese salido mal parado habrías sido tú? Y tampoco estoy a favor de resolver los problemas con violencia, ese es un punto que le debo reconocer a Mike.

Jack le dio un trago largo al néctar amargo y cuestionó elevando las cejas, un tanto más relajado: —Vaya, ¿ahora es Mike para ti?

El ceño de Julia se frunció.

— ¿Te haría sentir mejor si le llamo Michael?

—Me agradaría más no escuchar su nombre por el resto de mi vida. Pero, ¿qué le voy hacer? Supongo que tendré que aguantarlo hasta que me case con Lilly y me la lleve lejos de Rainbows Bay.

La porción de cerveza inundándole a la chica el paladar, se le deslizó con lentitud por la tráquea al oír la última frase.

¿Desde cuándo tenían planes de boda?

Lilly no le había contado nada al respecto y se advirtió ofendida por ello. No obstante, más que ofendida, se experimentó dolida, pues toda esperanza se desapareció en un chasquido.

—Bueno y, ¿para cuándo será eso? —quiso saber, fingiendo una alegría que no sentía ni por asomo y bebiendo sorbos más grandes cada vez.

—No se lo he propuesto, mas es algo que ha dado vueltas en mi mente desde hace meses...

— ¿Desde que llegó Moore? —La boca de Julia no conectaba con sus neuronas. Al menos no, si alguien, quien fuese, soltaba una tontería tan grande como la que Turner acababa de soltar.

¿Casarse por celos?

—Déjame decirte que Lilly no es un balón de futbol al que dos niñatos se puedan disputar. Es una mujer, Jackson Turner.

La botella que el interpelado sostenía, en segundos estuvo encima de la mesita de centro.

—Te pido una disculpa por cómo me comporté contigo en la sala de espera del hospital, Jules. Empero, con todo el respeto que mereces..., te suplico que no te metas en esto. No es problema tuyo.

Ante la mirada de Turner encendiéndose, bebió lo que restaba de la botella en su poder hasta dejarla vacía, uniéndola a la de su acompañante en la cubierta de la mesita.

SIN LÍMITES © (A La Venta En Físico Por AMAZON y Librería MOB en Línea)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora