MISIÓN DE RESCATE

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Lo último dicho por el piloto de la aeronave perdida fueron sus coordenadas, muy cerca de Bagdad. Después, ruidosa interferencia y nada más.

En Quantico, fue formado un grupo con los mejores diez elementos de la corporación, los más avezados, ágiles y valientes estrategas, entre ellos Jackson Turner encabezando la operación.

— ¿Soy un cobarde si te digo que estoy temblando? —Murmuró Vincent en dirección a Jack, sentado a su lado con el arma pegada al pecho como si con ello se advirtiera a salvo —La soledad del desierto y además de noche, me produce escalofríos.

El ojiverde deglutió la salivación excesiva y lo miró de soslayo, mientras el ave metálica descendía.

También tenía miedo. Sin embargo, debía ocultarlo porque de lo contrario, los SEALs a su mando irían cuesta abajo.

—No. No eres un cobarde, compañero. Eres simplemente un hombre de carne y hueso.

—Prométeme que pase lo que pase, no se lo contarás a los demás —le pidió el moreno, de lexía inestable y dientes castañeantes.

Turner parpadeó lentamente una solitaria y única vez, suspirando.

—Te lo prometo, mi amigo.

Las puertas se abrieron al tocar el suelo con las hélices rotando todavía. Los intercomunicadores que los mantendrían enlazados en el paso a paso fueron encendidos y el primero en bajar fue Jackson, quedándose al pie del artilugio y exigiéndoles a los hombres de su escuadrón bajarse el pasamontañas.

— ¿Todos me escuchan?

Los nueve restantes asintieron en silencio replicando para él y para Fichtner, hablándoles a miles de Kilómetros de distancia. Roland llevaría la voz cantante con el plan a seguir, no obstante, en terreno enemigo, su mano derecha tendría la encomienda de acaudillarlos.

—Bien, soldados; a cuidarse las espaldas. Y UNO, son todos tuyos, muchacho. Confío en ti.

—Haré lo que esté a mi alcance, Señor.

La primer orden emitida fue la de dispersarse perimetralmente y en grupos de dos, a una distancia considerable a la redonda. Esa mañana se enviaron cazas a peinar la zona reportando hallar la maquina en condiciones óptimas pero sin señales de la tripulación, lo que les sembró la esperanza de que no hubiesen ido demasiado lejos y de que siguieran respirando por ambas fosas.

— ¿Ves algo? —un Vincent de pupilas dilatadas inquirió, apretando fuertemente la culata de su HK416.

La rigidez de sus extremidades no se podía obviar, lo que se sumó a las preocupaciones que el ojiverde cargaba a cuestas.

El interpelado levantó el rostro al cielo donde la luna llena con su extraordinario brillo, le obligó a entornar la mirada. En Rainbows eran un espectáculo, empero, la de esa tenebrosa noche superaba con creses a las lunas de la Bahía en sus mejores apariciones.

"¿Qué estarás haciendo, Lilly?" Pensó, con la punzada de la culpa removiéndole las entrañas.

Así había estado desde abandonar el departamento donde la decisión más instintiva de su vida había sido tomada y, aunque no se arrepentía de ello, se preguntaba con qué cara le haría frente a Moore si ambos eran igual de imbéciles.

Bueno, eso creía él, porque no estaba enterado de la verdad detrás de los diez años con Mike ausente.

¿Aceptaría su equivocación?

Estaba por verse.

—Nada aún —Su escrutinio se agudizó y frunció el ceño, dando a lo lejos con el aura centelleante de lo que parecía una fogata —. Aguarda —Ajustándose el intercomunicador, facilitó su posición al resto del comando preceptuando una reunión como eco de los designios de su superior, al tanto.

SIN LÍMITES © (A La Venta En Físico Por AMAZON y Librería MOB en Línea)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora