QUERIDO AMIGO

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— ¿Puedes decirle a ese... Taylor, que deje de verme el trasero? —La risa que Lilly esbozó ante la petición de Mike, no tuvo precedentes.

Habían pasado la noche juntos y a la mañana siguiente hicieron el amor nuevamente, como si esos años separados no hubiesen existido nunca. No, no es que se hubieran olvidado de Jack, al contrario. Estaba tan presente, que por algo él le pidió no nombrarlo. Ya le harían frente a la realidad en su momento pero mientras tanto, disfrutarían del manto de plenitud que a ambos embargaba.

— ¿Aún los odias? —preguntó la ojiazul ansiosa por escuchar la respuesta, embelesada con la amplia vista de la caracola tatuada en la piel nívea de su espalda, al tiempo que le acariciaba el cabello —cuyo largo ya le sobrepasaba las cejas pobladas— a un Michael recostado bocabajo y completamente desnudo.

Gruñó.

—Como el primer día. En especial a él, con esa sonrisa de "puedo con todas".

Y dicho esto, la risa de Lillian se intensificó.

—Y, ¿tú qué me dices de Britney? ¿Todavía te sabes "Baby one more time" de principio a fin?

Moore se incorporó hasta cargar su propio peso con los brazos y sin previo aviso, comenzó a cantar a grito abierto.

—Te creo. ¡Te creo! ¡Calla, por piedad! —Exclamó la chica Buttler, cubriéndose los oídos con las palmas como si su voz estridente le fuese a reventar los tímpanos — ¡Demonios, Mike!, ¿¡cómo puedes ser tan desafinado!?

El turno de reír fue para el interpelado.

—Es parte de mi encanto. También me se "Womenizer", ¿quieres oírla?

—Por supuesto que no. Si quisiera una muerte tormentosa, yo misma la pediría.

—Eres cruel, ¿sabes? —dijo haciendo un puchero, simulando sentirse indignado y contemplando cómo, en las mismas condiciones que él, se levantaba de la cama recogiendo las prendas tiradas y al Señor Oso con ellas.

Cambiando de posición a una que sirviera para contemplar el panorama con comodidad, se sentó con la espalda pegada a la cabecera y las manos unidas detrás de la cabeza, barriendo la anatomía de su Caracola de pies a coronilla.

—Pues tú no te quedas atrás. Pobre Señor Oso, ha tenido que soportar que lo bajen de su propia cama y a punta de violencia —señaló poniendo cara de pocos amigos, regresando al lecho y colocando al muñeco de felpa al costado de Mike, quien lo tachaba de horroroso.

— ¿Crees que sentándolo a mi lado, me simpatizará? Eres una Caracola ilusa —sentenció. Y cuando Lillian estuvo a punto de soltar el brazo del peludo, el castaño afianzó la mano a su muñeca lozana, frenándola.

Sus miradas se unieron, oscureciéndose.

La química de antaño era prácticamente palpable.

—Si por mí fuera, te haría el amor una y otra vez.

Arrodillándose, Lilly se desplazó por el colchón hasta quedar a horcajadas en su regazo, provocándole un cosquilleo alucinante en la entrepierna.

—Y si por mí fuera, no opondría resistencia —seductora musitó, besándole los labios de un modo en el que no le quedara duda alguna de que lo que decía, era la verdad completa y rotunda —. Sin embargo, ambos apestamos a sexo y sudor.

Moore resopló derrotado, advirtiendo el vacío que su cuerpo dejó en el suyo para ir al cuarto de baño.

— ¡Me estás matando, Lillian! —fue lo último que expresó entretanto, deseándola con locura.

SIN LÍMITES © (A La Venta En Físico Por AMAZON y Librería MOB en Línea)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora