Fui corriendo para alcanzar a Clyde. Me incliné y lo miré.
— ¿Estás bien?— le pregunté.
— Sí— dijo pero no se veía bien—, sólo necesito un momento...
— Respira profundamente— le dije.Él lo hizo un par de veces.
— ¿Sigues sintiéndote mal?— pregunté.
— Estoy mejor— dijo Clyde más tranquilo.
— ¿No tengo que llamar a una ambulancia?— dijo el amigo de papá que quién sabe cuándo llegó hasta nosotros.
— ¡No estoy bien, sí llamen a una!— dijo Clyde alterado cuando lo vio.
— ¿Qué hace usted aquí?— le dije molesto—, ¿No se da cuenta que a mi novio le está dando un ataque de ansiedad por su culpa?
— ¿Es culpa mía?— dijo él sorprendido—, ¡Disculpen, me alejaré!Se fue con mi papá y con Miriam.
— ¿Acabas de regañar a R.P. Blossom?— me dijo Clyde.
— Tenía que hacer que se vaya— le dije—. Para que te sientas mejor.Entonces Clyde empezó a reírse.
— ¿Qué es tan divertido?— le pregunté.
— Nada, es sólo que... eres una persona de verdad extraordinaria.
— Yo creo que tú eres extraordinario también— le dije—. Por eso papá trajo a ese señor. Por eso él quiere verte.Clyde me observó pensativo. Suspiró.
— Es difícil de creer— dijo.
— Pero es verdad— le dije—. Tal vez yo no sé de cuentos pero ese señor sí y quiere conocerte. No creo que sea una mala persona si me regalaba chocolate a cambio de canciones.Él soltó una risita. Después salió lentamente de debajo de la mesa. Me acerqué y tomé su mano.
— ¿Estás listo?— le pregunté.
— Lo estoy— dijo con seguridad.Caminamos hasta donde papá y los demás estaban.
— ¿Está todo bien?— preguntó papá.
— Lo está, perdón por causar molestias— dijo Clyde.
— No, yo soy quién las causó— dijo el señor—. No sé exactamente qué hice pero lo siento.
— No hizo nada— le dijo Clyde—. Es sólo que... no esperaba conocerlo hoy.
— Quería que fuera una sorpresa— le dijo papá—. No fue una buena idea. Casi te da un ataque según pareció.
— Jamás me había pasado eso— dijo el señor de buen humor—. Tal vez porque casi nunca conozco gente que me lee.
— ¿No conoce a sus lectores?— dije.
— Casi nadie sabe que escribo— dijo él—. Mi identidad está en el anonimato. Mi editor dice que eso aumenta el misterio y por lo tanto las ventas de mis libros.
— ¿Entonces usted de verdad escribe esas cosas macabras que Clyde lee?— dije mientras lo miraba—, porque usted no parece macabro.
— Tu amigo tampoco y escribió algo que me dejó pensando por un buen rato— me dijo él.
— ¿Eres gótico o algo así?— le preguntó Miram.
— No pero la gente siempre lo piensa— dijo Clyde.
— Tú sí pareces alguien que escribiría algo así de aterrador— le dijo ella—. También leí lo que escribiste. Es muy bueno. Me da un poco de envidia. Eres muy joven.
— Tienes mucho talento— le dijo el escritor—. Necesitas una buena pulida pero tienes lo necesario para asustar a todo el país.
— Muchas gracias— le dijo Clyde—. Usted me ha inspirado demasiado durante toda mi vida. Su opinión significa mucho.
— Vivo en esta ciudad y si estudias aquí, me podrías encontrar en esta biblioteca— le dijo él—. A veces vengo a escribir. O a leer. Mi hija me acompaña siempre.
— ¿Usted quiere verme de nuevo?— preguntó Clyde sorprendido.
— No sólo eso— le dijo él—, tengo bastantes observaciones sobre tus textos. Espero que aceptes correcciones.
— Por supuesto— dijo Clyde.
— Espera, te mostraré.Miriam le pasó unas hojas. Él las tomó y le enseñó a Clyde un par de cosas. Hablaron de letras y textos pero yo no entendí casi nada. Se tardaron un buen rato mientras todos parecían muy interesados.
En algún momento mi papá notó que yo no estaba entendiendo nada.
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Percy y el chico gótico
Ficção AdolescentePercy, el chico nuevo, se encontró en su primer día de clases con Clyde y no pudo evitar sentir una extraña atracción hacia él. Clyde, el chico gótico de la escuela, se encontró un día rodeado de un molesto chico pelirrojo que quería ser su amigo. ...