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Dragonis sonrió de lado al mirar al muchacho, sin ningún hechizo su estado natural, el mismo que Dragonis, cabello completamente blanco, la piel salpicada de pecas grisáceas sus ojos grises por completo, el albinismo del joven en su máximo esplendor.

—Claro que si, sabia que en algún momento vendrías a mi...—Dijo Dragonis mientras veía a los presentes que empezaban a llegar debido a la aparición del joven.

Los vampiros admirando al primogénito y único heredero de Dragonis, aunque muchos no sabían aquello solo sus más cercanos conocían la historia de la joven enamorada. La mujer alzo la vista, había gente en el salón y no era momento para que todos escucharan la platica o trato al que llegaría con el joven presente.

—A solas...—Hablo Felix, la mujer asintió y alzo la mano.

—Todos salgan, creo que es hora de tener la charla con...Felix. —Dijo la mujer mientras sus ojos cambiaban a unos azules eléctrico, la única forma en que los lobos y vampiros le harían caso. Los oscuros salieron despacio y mirando hacia el joven que simplemente agudizaba cada sentido. —Ahora que estamos solos, puedes preguntarme lo que quieras...hijo.

—El que te haya llamado formalmente cuando llegue no te da derecho a llamar de esa manera. No soy tu hijo, nunca... nunca estuviste. —Dijo el peliblanco mientras veía a la mujer acercarse a él.

—¿Quién crees que me lo prohibio? ¿Quién crees que me debilito por años? Solo se que en un momento te tenia en mis brazos y en otro despertaba sin poderes, ni mi hijo en brazos...—Dijo la mujer con una sonrisa mas parecida a una mueca de dolor. —Y dime Becausse te crio bien...

—Él fue un asco...—Dijo Felix sin dudarlo, y después empezó a caminar mirando el salón, notando algunos viejos cuadros, grandes dragones en ellos, varias banderas con ese logo, sonrió de lado, que irónico. —Pero estuvo ahí... ahora, quiero saber...

—La profecía, pero si la sabes al derecho y al revés...—Dijo la mujer con cierta burla que hizo a Felix tragar grueso y soltar un quejido. Claro que la conocía, creció con ella.

—Sabes que esa no es la profecía...—Interrumpió Felix, sus ojos se volvieron azules. Dragonis sonrió de lado.

—Pues... ven, acompáñame. —Dragonis extendió la mano, Felix la miro, sus ojos pasaban de la mano pálida y blanca de su madre a sus ojos. Una sonrisa alargada se asomaba por el rostro de la mujer, pero aun con el miedo y su corazón latiendo como loco Felix, confió en ella.

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Seungmin miro detenidamente a Hyunjin, el cual caminaba de un lado a otro con una sonrisa que posiblemente no se borraría de él jamás.

—Sabes si sigues así, le harás un hoyo al piso...—Dijo Seungmin con mal humor, y soltó un suspiro. —¿Tu sabias que el principito era...? Bueno ya sabes...

—Claro, siempre lo supe...Dragonis. Dragonis me lo dijo, he sido su mano derecha desde que tengo uso de razón. —Decía un emocionado Hyunjin. Seungmin no entendía porque irradiaba tanta felicidad y realmente no le importaba, pero su maldita maña de querer saber mas lo hizo preguntar.

—¿Qué te alegra de que allá venido ese muchacho? No sabemos si nos atacara y acabara con nosotros.

—No lo entiendes, él vino... él vino a unirse a nosotros. Esta pasando la verdadera profecía esta pasando...—Dijo Hyunjin con emoción y camino hacia la ventana mas cerca. —Ellos están despertando, y Felix vendrá a nosotros. Él y yo...

—Están condenados...—Susurro Seungmin mientras veía el mismo punto que el muchacho. Sintió un ardor en el estomago, de cierta manera la profecía no era muy diferente a la que decían en la academia. La única diferencia era el punto de vista de cada persona.

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Dragonis llevo entonces a Felix a su vieja biblioteca. Mirando todo a su alrededor, se parecía mucho a la de Becausse, la diferencia eran los libros los de Dragonis eran las fusiones todos por su autoría.

—¿Tu? ¿Tu creaste fusiones? —Pregunto Felix mientras sus delgados y afilados dedos pasaban por encima de los libros. Dragonis sonrió con calidez al ver al muchacho tan emocionado de ver tantos libros diferentes a lo "adecuado" a lo "correcto"

—La profecía esta aquí...—Señalo la bola de cristal. —Supuse que las hermanas Destiny te dijeron solo unas cuantas partes, incluso sobre mi...

—Si, fue por ellas que supe que tu, bueno que yo... que tú eras, eres mi madre. —Dijo Felix mientras se acercaba a la bola de cristal. Dragonis suspiro y entonces paso su mano por delante de esta mostrando las imágenes.

"Cuando el punto exacto se entregue, y el elegido de Becausse se supere, el mundo ardera en la oscuridad presente. El heredero del poder absoluto será el salvador de ambos mundos, dejando a un lado las barreras, para entender la profecía se debe vivirla, los amigos se volverán enemigos, los enemigos se volverán aliados, y solo entonces el verdadero salvador dará fin a la separación uniendo en uno solo, como el día y la noche"

Felix escucho la voz de aquel ser que tenia la bola de cristal, miro a la mujer la cual le sonrió de lado.

—Ya sabes la verdad Felix...—Susurro Dragonis. —¿Qué harás ahora?

Felix sabia la profecía de Becausse, siempre se la impuso. Él era el elegido, el heredero del poder, que él sabría sobre el mundo, pero jamás se lo conto a los demás, lo entreno y crio para acabar con Dragonis, le enseño los hechizos de luz que sabia, aprendió los hechizos oscuros a espaldas del hombre, aprendió a controlar sus instintos y la naturaleza.

Algunos decían que él era el verdadero elegido, pero Becausse murió diciendo que su elegido pronto llegaría, Felix se esforzó por nada, por una profecía tonta e incierta. Las hermanas Destiny le contaron la poca verdad que Becausse les había ordenado decir.

Jeongin era el elegido de Becausse, pero Felix... Felix era el heredero del poder absoluto.

"Eres el hijo del caos y el control, hijo de Becausse y Dragonis"

Esas eran las palabras de las hermanas Destiny, y aunque huyera jamás se podría alejar de su verdadera esencia, su verdadero ser. 

FELSUS ELECTIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora