07

525 46 6
                                    

La brisa del mar era fresca esa mañana, apenas empezaba la salida del sol. Los pájaros cantaban y volaban por el cielo cálido mientras la melodiosa musica natural del viento moviendo las hojas de los arboles y los tallos del césped verdes.

En una casa apartada del pueblo de la isla de Bateria se podía ver a dos mujeres de un gran parecido sentadas en un pequeño barranco con vista al mar, tomando té comiendo pan con su complemento favorito. Esas dos mujeres eran Portgas D. Rouge y Johnny D. Reina, muchachas de carácter fuerte pero con un corazón mas bondadoso que otros, valientes y sin miedo a enfrentar aquellos que atemoriza sus vidas derepente.

- Es una bella mañana ¿No lo crees Rouge? - le pregunto la de cabellos rubios a la de pecas y flor en el pelo.

- Si, es una muy bella mañana Reina.- le dio la razón a su hermana de juramento.

Portgas D. Rouge, una bella joven de hermosa cabellera rubia fresa y una cantidad variada de pecas en el rostro que hacían juego con sus ojos marrones, portando siempre una bella flor de hibisco en su pelo largo y suelto que hacia resaltar su belleza y dándole un toque elegante y humilde a su vestido celeste.

Johnny D. Rein, la joven al igual que la otra portaba la hermosa cabellera de color rubio, llevando la diferencia de una tonalidad mas fuerte que hacia verla deslumbrante con sus ojos de color negro como el carbón, llevaba una pequeña cadena de flor en su pelo que mantenía en una moña sencilla pero elegante llamada lireo blanco, vestía con un vestido de camisa blanca y falda azul.

Ambas jóvenes aclamadas como unas de las mas bellas del pueblo y la isla, vivían en paz en su hogar cerca del mar que las hacia sentir libres, no había muchos problemas o peligros allí, era perfecto, para ellas era perfecto. En algún momento de sus vidas ambas sabían que llegarían los hombres indicados para cada una, solo esperaban con paciencia al no tener prisa en ese tema pero su se preguntaban quien seria la primera en tener la bendición de ser madre.

Solo deceaban poder vivir con ellos en tranquilidad, sabían que seria complicado llevando la D en sus nombres, eran los enemigos naturales del gobierno, pero sin importar que pasara en el futuro, harían todo a su alcance y demás para proteger cuando sea necesario a sus futuros hijos.

Ambas mujeres caminaban tranquilas mientras charlaban de camino al pueblo para hacer sus compras semanales de comida, apenas llegaron al mercado del pueblo vieron como en el puerto había dos barcos, distinguieron ambos barcos como barcos de pirata...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ambas mujeres caminaban tranquilas mientras charlaban de camino al pueblo para hacer sus compras semanales de comida, apenas llegaron al mercado del pueblo vieron como en el puerto había dos barcos, distinguieron ambos barcos como barcos de piratas por las banderas de calavera ondeando con orgullo en los mástiles. Les parecieron curiosos los diseños de los barcos, uno era de ballena y el otro de era decorado con una sirena sosteniendo un cañón, se sonrieron entre ellas por lo simpático de las ideas de los barcos.

Siguieron el camino a los mercaderes a quienes les compraban para reabastecerse como cada semana, ambas eran medicas en el pueblo por lo que ganaban bastante bien para sobrevivir ellas solas. Al tiempo terminaron de hacer sus compar faltando solo el elixir de la diversión según los amantes de el, el sake era lo único que les faltaba. Fueron al bar al que siempre iban a compar por el buen servicio y gran calidad de la bebida.

𝑬𝒍 𝒉𝒊𝒋𝒐 𝒅𝒆𝒍 𝒓𝒆𝒚 𝒑𝒊𝒓𝒂𝒕𝒂 - 𝐏𝐨𝐫𝐭𝐠𝐚𝐬 𝐃. 𝐀𝐜𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora