Seonghwa dio una última, larga calada de su cigarrillo antes de pisarlo con la planta de su pie, mirando a Yeosang mientras este hacía lo mismo. Era una noche helada, pero eso nunca les había molestado mucho a ambos. La calidez del humo en sus pulmones les hacía tan bien como les haría daño, es decir, nada. Cuando uno es vampiro, uno no necesita preocuparse por cosas tan triviales como el clima o los cancerígenos, o incluso el puto motorista imbécil que hizo sonar el claxon mientras los esquivaba por los pelos en el cruce peatonal, intentando ganarle al semáforo. Yeosang le siguió con el ceño fruncido, medio tentado a reventarle los neumáticos en una curva y verle fabricar su propia muerte, pero ante la mirada tranquilizadora de Seonghwa, abandonó el pensamiento.
Ambos ya casi no salían, y empezaban a recordar por qué. A pesar de todas las leyes y protecciones y tratados que afirmaban lo contrario, seguía existiendo una línea muy marcada en la arena entre vampiros y humanos. La discriminación no era estrictamente legal, pero eso no detenía a los establecimientos de encontrar razones convenientes para no tener sitio para los de su clase una noche determinada, lo que hacía que sus opciones fueran escasas.
Los clubes sólo para vampiros eran a menudo lugares estridentes que atendían a los más fiesteros. Cuando uno era un vampiro recién hecho, era fácil caer en hábitos libertinos, pero Seonghwa y Yeosang eran...muy viejos. Pasaban la mayoría de sus tardes frente a un fuego artificial leyendo textos antiguos en lenguas muertas las cuales ya habían sido olvidadas hacía bastante tiempo por los mortales. Divertido, quizá para algunos. Incluso para ellos, algunas veces, y era por lo que se habían encontrado caminando por las calles del centro de Seúl en busca de algo -lo que fuera- que les ocupara.
—Sabes, deberíamos transmitir esto a los consejos de relación entre vampiros y humanos, o nunca se resolverá—. Yeosang dijo mientras doblaban en una esquina, despreciados por otro establecimiento regentado por humanos. Eran demasiado fáciles de distinguir con su piel pálida como la muerte y sus ojos brillantes.
—Sólo causará más discusiones. Déjalo pasar. —Seonghwa lo calmó, metiendo las manos innecesariamente en sus bolsillos.
—Claro, tú lo quieres dejar pasar. Yo quería salir esta noche. Y hasta ahora todo lo que hemos hecho es pasar menos de una hora en un bar de sangre y ser rechazado por cada establecimiento humano de aquí al río. —Yeosang gruñó. — no sé cómo San disfruta esos clubs. Son una estafa.
—No va precisamente por la música —Seonghwa murmuró, deteniéndose súbitamente y alzando la barbilla—. ¿Escuchas eso?
—¿El incesante bullicio de esta insufrible ciudad? Sí, constantemente. —Yeosang resopló. Sin embargo, un sonido muy claro le llegó entonces y su cabeza se levantó bruscamente—. Oh. Eso.
Ambos intercambiaron una mirada antes de dar vuelta por el siguiente callejón a paso renovado, siguiendo el ruido.
En la boca del callejón había ocho hombres...siete de ellos vestidos todo de negro, con pañuelos y máscaras sobre la nariz y boca. Algunos de ellos llevaban bates, otro una larga cadena, pero los otros solo estaban utilizando sus puños como botas mientras todos atacaban colectivamente al octavo hombre entre ellos.
Era joven; no debía tener más de veintidós años o así, con su pelo plateado en una perfecta onda. Su ropa clara era un contraste marcado a sus atacantes; Seonghwa vio una chaqueta desgarrada tirada cerca, pero el chico solo llevaba un top satinado de color pastel y pantalones de cuero, el rostro arreglado con maquillaje e iluminador. Oyó a los otros siete hombres escupir un coro de improperios y fue obvio, entonces, por qué le habían atacado.
—Aléjense. —Seonghwa bramó, su voz baja y mortal pero aun así resonando entre la piedra fría del callejón. Los hombres se giraron, luciendo listos para atacar, hasta que posaron los ojos en ellos.
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Another Name for the Devil
FanfictionEn un mundo en el que los vampiros conviven con la humanidad, los tratados y las leyes mantienen una tenue, aunque no siempre pacífica, coexistencia entre ambos. Cuando uno es despreciado por la humanidad y se le muestran las partes más oscuras de e...