Capitulo 18

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Durante esa maratón de besos, recordé que estaba con mi período, por lo cual no pasó nada más que eso. 
Al otro día, el sol entraba por la ventana y al asomarme la calle estaba seca. Cuando desayunaba con Victoria, ella me propuso que la acompañara a su casa porque irían algunos diseñadores a probarle la ropa que usaría para la Asunción del domingo.

-Déjame que lo vea un rato a Guillermo y después te mando un Uber... -dijo cambiándose

-Okey -dije algo triste

Ella me besó. -Es para que después no aparezca de sorpresa en mi casa -soltó

Odiaba tanto a ese hombre porque por su culpa Victoria no podía ser libre. Además pensaba en los besos que él podría darle, después de todos los que yo le había dado.
Esto de que Vicky se parta en dos para estar con dos personas a la vez, no me estaba gustando. Se lo haría saber cuando esté en su casa y le pediría que me cuente por qué él la amenazaba.

Se despidió de mi mamá, que le pidió una foto antes de que se vaya. Victoria aceptó gustosamente. Después de sacarles la foto, me habían entrado unas ganas de tener una foto con ella pero no como las que se saca con todos, sino una más tierna, como para tenerla de fondo de pantalla.
Luego de tres horas esperando, me llegó un mensaje de Victoria. 


Vicky: Mi amor, el Uber está cerca. Anda saliendo.

No era la primera vez que me decía 'Mi amor', porque ayer en la noche lo decía por cada beso que me daba. Yo solo sonreía como una idiota, quería llamarla así también pero me daba verguenza. 
En el auto, iba pensando en todos los momentos que había pasado con ella. Desde que conectamos mirada la primera vez, la entrevista donde le dijo enanito a un pibe, cuando me escogió de acompañante para ir a Jujuy, de su intento de besarme en el Parque hasta que finalmente se animó una vez acostadas. La noche que hicimos el amor por primera vez, las pequeñas escenas de celos, alguna peleita, el día en su casa que fue mitad hermoso y mitad desastroso. Para luego sorprenderme en mi casa el día de mi cumpleaños, arriesgándose ante mi mamá y cualquier persona que pudiera verla entrar a una casa del conurbano a las doce de la noche.
Al llegar, entré y saludé al guardia quién me dejó pasar sin problemas. Tal vez, estaba avisado de que vendría. Subí al piso donde estaba su departamento y toqué su puerta para ver a una Victoria sonriente, ansiosa por verme llegar. 
Cuando entré, me envolvió en un abrazo para besarme toda la cara. 
-Hola mi amor -dijo

Otra vez me había llamado así. 

-Hola -contesté nerviosa

-¿Queres algo para tomar? -preguntó

-Agua -contesté

Mientras ella me servía en un vaso, me senté en el sillón. Se sentó junto a mi y bebí dos tragos con su atenta mirada posada sobre mi.
-¿Cómo estás? -preguntó

-Bien y vos? -contesté

-Queriendo dormir siesta. -contestó cerrando sus ojos. 

Ella apoyó su cabeza sobre mi hombro. Después de puros besos y charla en la noche, habíamos dormido solo tres horas y media. 

-¿Guillermo? -pregunté

-Se fue hace media hora. Vino un rato y le conté que vendrían los diseñadores por lo que me aseguré que no vendría a molestar. -dijo

-¿Ya sabes que te vas a poner? -pregunté

-No. Elegí algunos modelos de diversos colores... Solo me voy a probar para ver si están bien de medida, pero el día de la Asunción voy a elegir que ponerme. -dijo

-¿Yo tengo que estar escondida, no? -pregunté y ella asintió 

Sonreí de lado con cierta decepción. 

VictoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora