Capitulo 32

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Victoria le tiró una mirada fulminante a Guillermo para luego acercarse a la madre de Soledad.

-Hola señora. ¿Cómo está? -dijo abrazándola.

-Y acá estamos... Rezando. -contestó Vanesa y luego saludó a Guillermo. 

-Hola, Guillermo. Esposo de Victoria. -dijo él presentándose.

-¿Es casada usted? -preguntó Vanesa.

-No, solo es mi novio. -contestó Vicky. 

A Victoria le molestaba mucho que debía presentarlo como su pareja y más aún adelante de su suegra. Ya que, cuando Soledad se recupere, tenía pensado hablar seriamente con ella sobre su relación y llegar a un acuerdo para que sea algo estable, lo que también conllevaba conocer ambas familias.
Estaba dispuesta a exponerse ante todos, pero ahora lo primordial era que su bebé se recupere y esté bien de salud. 

Los cuatro tomaron asiento y conversaron un buen tiempo. Carolina notó el rechazo que Guillermo emanaba hacia Vanesa, pues él siempre fue conocido por ser asqueroso con personas que no están en la misma escala social. 

-Voy a fumar un cigarro -avisó Guillermo y salió al patio.

-Yo también. -dijo Carolina y fue tras él.

Victoria se quedó hablando con su suegra de forma muy agradable porque le contaba cosas de Sole como travesuras o gustos, por lo que no le importaba si él estaba o no. 

Carolina se acercó a él y le pidió fuego para prender su cigarro. 

-¿Qué haces acá? -le preguntó ella. 

-Vine a acompañar a Victoria. -dijo él. 

-¿Por que será que no te creo? ¿La seguiste? -preguntó Caro.

Montenegro rodó los ojos con mucha molestia. 

-Guillermo... ¿No te das cuenta que Vicky no quiere saber nada con vos? Déjala en paz. -volvió a hablar. 

-¿Sabes que pasa? Yo sé muy bien que lo de esta villerita es un capricho de Victoria y cuando pase el tiempo, se va a dar cuenta y va a querer volver conmigo. -soltó Guillermo.

-¿A vos te parece que es un capricho? Victoria no se moviliza por nadie que no fueran sus padres. Menos ahora siendo la vicepresidente del país... ¿Te acordas cuando te caíste la moto? -preguntó ella.

-Si... ¿Y que con eso? -preguntó él.

-¿Apareció Victoria para ver como estabas? -dijo.

-No -contestó Guillermo.

-Ahí tenes... -dijo ella haciéndolo pensar. -Tal vez el capricho fuiste vos...-dijo mirándolo de reojo con una leve sonrisa. 

Montenegro se molestó de tal manera que tiro la mitad del cigarrillo y lo pisó destrozándolo. 

-Cálmate. -dijo ella.

-Deja de cubrir a tu amiguita que de santa no tiene nada. -soltó Guillermo apuntándola con el dedo índice.

-¡A mi no me apuntes con el dedo! Y no la estoy cubriendo, solo quiero que esté tranquila. -dijo sinceramente. 

-Bueno, se van a tener que acostumbrar a mi presencia porque estoy muy seguro que en menos de un mes va a volver conmigo. -dijo él con soberbia. 

-Si, claro -dijo Carolina. 

-Además es chica para Victoria... Una robacunas tremenda tu amiga. -contestó Guillermo.

-Las dos son mayores de edad y se eligen... eso es lo único que importa. -dijo Carolina. 

-Cuando la pendeja conozca a alguien de su edad, la va a dejar tirada a Victoria... Siempre pasa. -dijo él

VictoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora