Capitulo 37

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Realmente no sabía si creerle a la mujer que no la había visto en mi vida pero, según ella, fue mi enfermera mientras estaba en terapia. Se presentaba a mi trabajo para darme una noticia de estas características. De Guillermo podría pensar cualquier cosa, menos atentar con la vida de alguien más, lo veo muy alejado. Es decir, podría tener sus impulsos ya que se nota que es una persona desequilibrante mentalmente pero de ahí a llevarlo a cabo, me parecía una locura. Pero últimamente me venía llevando decepciones con personas como Victoria, que hasta hace poco, sin dudas pondría las manos en el fuego por ella... Pero ahora lo dudo. 
Seguía sentada con la mano en mi pecho y la atención de la mayor. Gracias a su técnica, pude calmarme y volver a respirar con normalidad. 

-¿Me crees? -preguntó

-Si, es decir... Creo que entiende mi conmoción -dije

-Si, claro que lo entiendo. De verdad, no busco sacar provecho de esto, solo quiero que ese hombre esté preso por lo que te hizo a vos y a mi perrito. -contestó

-¿Usted como lo conoce? Cuénteme -dije 

-Empecé a trabajar en la casa de los Villarruel en el año 2021, cuidando a Eduardo que era el padre de Victoria. Lo cuidaba durante la noche y cuando no quedaba nadie en la casa. 
Desde el primer día que llegué a esa casa, Guillermo estaba atrás de ella todo el tiempo. Muchas veces, mientras le daba de comer a Eduardo, los escuchaba discutir en la habitación. Él la controlaba mucho y por más de que le tomé un gran cariño al padre, nunca puso freno ante el comportamiento de Guillermo sobre su hija. Creo que allí predominaba el machismo, pero Vicky era totalmente diferente... Como libre. -empezó y yo puse atención. -Así como lo escuché tratar mal a Victoria, escuché muchas de las llamadas que él tenía... Siempre me va a quedar grabado cuando dijo: "Hacelo plomo a ese hijo de puta... uno menos". Yo soy de barrio, vivo en una villa y sé lo que quiere decir eso... ¿me entendes?  -dijo

-¿Y a Victoria nunca la enganchaste en algo así? -pregunté

-No, jamás. Igual con eso no quiero decir que no lo sea porque no lo sé. Siempre la vi como una mujer determinante, independiente pero con esto que hizo de quedarse callada... Me hace pensar otra cosa... -dijo

-Victoria no es una mafiosa. -dije

-¿Como sabes? ¿Sos algo de ella? -preguntó

¿Algo como que? -dije

-¿Pareja? -dijo

-¿De donde sacaste eso? -pregunté molesta

-Y... Te acabo de decir que siempre escuchaba a los señores discutir... La sexualidad de Victoria era uno de los problemas frecuentes. -dijo

-¿Eduardo no escuchaba eso? -pregunté

-Guillermo siempre mostró su obsesión con Victoria, así que supongo que él le habrá lavado la cabeza... Y claro que no escuchaba porque el pobre ya estaba muy sordo... Había que gritarle casi. Pero las conversaciones que tenía con su hija en el despacho eran largas y hasta a veces Victoria salía limpiándose las lágrimas... Yo tenía que bajar la cabeza y callarme. -dijo

-Ah... No, no somos nada. Fui secretaria de ella por un tiempo. -dije y pareció creerme. 

Me quedé unos segundos pensando en qué y cómo hacerlo. 

-¿Vas a hacer algo? -preguntó

-¿Me quiere pasar su número y la llamo? Quiero procesar bien todo pero desde ya le digo, esto no queda así. -contesté

Luego de una jornada laboral bastante larga, llegué a mi casa y durante el viaje pensaba si mi mamá tenía que enterarse de esto. Sabía cuál sería su reacción, odiaría a Victoria al punto de no querer verla más pero también se iría caminando a la casa de Guillermo para matarlo con sus propias manos. Así que después de tanto pensarlo, pensé en enfrentar a Victoria. Le diría para vernos y allí escupiría todo. 
Me sorprendí cuando propuso juntarnos en la casa donde vivía con Guillermo y no en el departamento de su madre en Recoleta, que era donde supuestamente se estaba quedando.

Al otro día, salí del Anses y me tomé el colectivo que me dejaba a un par de cuadras de aquella casa. Cuando apenas bajé del transporte público, me había llegado un mensaje.  

VictoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora