Abusos

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-Violacion
-au cannon
-Violacion metafóricamente
-Tlp

Sentando y silencioso, entre sonoras gotas de lluvia que generan goteras dentro de la destartalada cabaña, el infante mira hacia la ventana, sentando entre sus edredones, perdido al ver el cielo iluminarse por los relámpagos

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Sentando y silencioso, entre sonoras gotas de lluvia que generan goteras dentro de la destartalada cabaña, el infante mira hacia la ventana, sentando entre sus edredones, perdido al ver el cielo iluminarse por los relámpagos.

Sus ojos negros solo miran, no hay nada en ellos, ni tristeza, ni ira, ni tranquilidad, mucho menos la usual alegría que suele brillar en su rostro. Se mantiene pasivo, indiferente y vacío entre la oscura noche.

"¿Lu?" La voz grave y enredada por el sueño, hacen que su vista cambié de dirección. Sus ojos siguen mirando, sin observar y sin pensar, mirando solo a su lado, al pecoso que se remueve entre las cobijas hasta sentarse, de la misma manera que el niño estaba.

Los gruesos y largos dedos del mayor chasquean frente sus ojos, que finalmente parpadean, sintiéndose irritados y secos, retoman el brillo que suele arrullar a Ace, al verlo sonreír y oírlo reír.

Cómo era de esperar, en el momento que el dulce niño reacciona, en sus labios hay una sonrisa.

"Hola Ace"

Los pequeños roedores lo rodean, el niño salta y salta, huyendo de las ardillas que lo persiguen entre el bosque, Ace está lejos, cocinando la carne, sabiendo que Luffy ya se podía defender de prácticamente cualquier animal sin ayuda

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Los pequeños roedores lo rodean, el niño salta y salta, huyendo de las ardillas que lo persiguen entre el bosque, Ace está lejos, cocinando la carne, sabiendo que Luffy ya se podía defender de prácticamente cualquier animal sin ayuda.

El bosque era como su patio de juegos, pero la naturaleza siempre era impredecible, nuevas plantas crecían, rocas se movían, cadáveres aparecerían, ramas caerían y en si, el paisaje podía cambiar en cualquier momento.

No era raro que por sus juegos tropezara con una roca, el hecho de que sucedió mientras huía de las pequeñas ardillas, le hicieron reír, sin sentir dolor en su pie por chocar directo a un peñón.

Su pequeña cabeza gira en dirección a los roedores, abre sus ojos cuando los ve saltar directamente hacia él.

Los animales lo perseguían por su peculiar olor que le brindó una planta que no conocía, luego de haber caído por un barranco cuando Ace y él cazaban un enorme jabalí.

¡𝓤𝓷 𝓣𝓻𝓪𝓰𝓸 𝓟𝓪𝓻𝓪 𝓥𝓲𝓿𝓲𝓻!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora