6. Decisión.

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Nikki despertó en su cama, vestida con un pijama azul  y una bolsa de hielos sobre su cabeza, no se sentía bien del todo, le dolía demasiado.

 Se tocó el golpe con cuidado de no hacerse más daño del necesario,  de inmediato recordó lo sucedido y creyó había sido un horrible sueño, miró el pequeño reloj que estaba colgado sobre la pared y observó que eran las 6:45, algo temprano. Se levantó y sintió un fuerte mareo que la hizo sostenerse del poste de la litera,  más no le importó. Debía averiguar todo si quería mantenerse tranquila.

Silenciosamente recorrió el pasillo  y bajó por las escaleras, las sintió frías ya que estaba descalza. Fue  a la sala directamente, recordando lo que ella creía que era un sueño, ahí estaban sus padres, serenos y quietos como si no estuvieran despiertos.

La habitación estaba suavemente iluminada por la luz de una pequeña pero gruesa vela, sus padres estaban hablando, vio la vela y se sorprendió.

 —“Entonces todo lo que paso ayer fue verdad”—sus pensamientos estaban varados en la nada.

—Nikki —dijo Caterine sacándola de sus pensamientos —Tu padre y yo hemos discutido mucho sobre esto y llegamos a una conclusión para el bien de todos— decía con un tono serio que daba a entender que no bromeaba.

Nikki se alegró, creyó que sus padres la buscarían hasta el cansancio para finalmente encontrarla, sin embargo su madre le indicó lo contrario con sus palabras.

—Nikki veras esto… podrá ser difícil para ti pero nosotros ya lo decidimos —hubo una pausa larga que incomodó bastante a Nikki, no soportaba que la dejaran en incognito. —NO buscaremos a Johanna ni intentaremos  averiguar su paradero — su mirada era fría y penetrante todo lo contrario a lo que ella conocía. Nikki sintió un leve choque eléctrico, algo como un “click” en su cerebro que hizo que olvidara su verdadero ser para darle paso a un lado completamente nuevo, un lado un tanto psicópata.

Mostró una sonrisa para nada tranquilizadora mostrando todos los dientes, con los ojos bien abiertos y un pequeño tic en el ojo izquierdo.

Sus padres lo tomaron a bien, como conocían muy poco a Nikki creyeron que era una de sus formas de manifestar alegría o aceptación. Una manifestación inquietante que ellos pasaban por “normal”.

 —Johanna pudo haber sido secuestrado por uno de los bandos más peligrosos y eso nos pondría en riesgo a todos, no esperábamos que lo tomaras tan bien —explicó Paul concluyendo con una pequeña pero notable sonrisa. Para que Nikki aceptara aún más Caterine prosiguió: — Aunque ahora no este Johanna te tenemos a ti y podemos seguir siendo una familia —en su voz había un ligero toque de emoción que resultaba aberrante.

 Nikki seguía con su sonrisa mientras se preguntaba —“¿Cómo es que este par deseaba una familia? Ahora entiendo por qué no podían. Es como todo en la vida, luchas por ello, lo obtienes y al final lo descuidas sin importar cuanto te hayas esforzado. Sin embargo yo no lo haré, recuperaré a Johanna no importa lo difícil que sea.”— pensó con decisión en su mente mientras se formaba un elaborado plan.

— ¡Está perfecto! Me parece bien la decisión que tomaron, es mejor perder una vida que cuatro ¿no?— dijo Nikki casi gritando y aparentando emoción mientras sentía una gran punzada en el pecho, decir todo aquello le dolía —Pero… ¿y los trabajadores?

 —Les haremos firmar un acuerdo de silencio y ya, tú no te preocupes por esas cosas ahora— dijo Paul despreocupado.

— ¡Oh! Entiendo… ¿Puedo ir a mi habitación? —preguntó  Nikki despejándose de toda emoción en el rostro.

–Sí, claro —contestó Caterine mientras veía como Nikki subía rápidamente los escalones. Llegó a su habitación y cerró con seguro, no quería que nadie la interrumpiera mientras repasaba su plan.

Una pequeña obsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora