Lamelo, Edward +18

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Cassandra, desnuda y con los muslos bien abiertos, jadeando ante el toque de Ed, se miró en el espejo. No pudo evitar inclinarse ante el pinchazo que sintió del pene erecto de Ed en su coño, mientras tocaba su pecho con las manos. 

Los ojos morados que mordían el cuello blanco y miraban al frente estaban llenos de lujuria, y los ojos verdes profundos con la boca entreabierta eran adictos al placer.

 

“¿Por qué soy así? ¿Es este mi verdadero yo?”

 

Cassandra se controló de nuevo ante la confusión. Una cara enrojecida y una expresión algo relajada. 

Amablemente, Ed con sus largos dedos abrieron sus labios para revelar el agujero. Ella resopló avergonzada cuando vio como entraba y salía su polla mojada de sus jugos de amor.

 

—No, Ed.

 

Como si no escuchara su negativa. Ed agarró su enorme polla y la frotó entre sus labios inferiores. Un montón de su jugo goteó sobre él. Ella estaba resentida con él por mostrarle todo esto. 

Incluso en medio de la vergüenza, no podía entenderse a sí misma emocionada por estar expuesta mientras estaba desnuda. En esa situación incómoda quería ser empujada por él como una perra en celo.

Los ojos de las dos personas en el espejo se encontraron. Esos ojos, borrosos por la lujuria, se volvieron aún más calientes como si hubiera leído sus pensamientos.

 

—Ordéname, Cassandra.

 

Una lengua astuta susurró como una serpiente lamiendo las raíces de sus oídos. 

Levantó sus caderas y cambió su posición, insertando la punta del glande suavemente en su abertura vaginal con la mano. Sus dedos, que se detuvieron hasta que no pudo ver el glande, acariciaron suavemente el área estirada.

 

—Cassandra… 

 

Mirándose en el espejo, viendo el líquido fluir por el pinchazo de color rojo oscuro y la boca inferior tragando su glande, la vagina de Cassandra se contrajo repetidamente, avergonzandola. Ella involuntariamente torció la pelvis y lo instó a continuar. 

Su mente se quedó en blanco y solo quería que su pene la perforara.

Pero él solo estaba provocando la entrada con su glande, esperando que su boca escupiera palabras vulgares. Ed agarró su barbilla cuando ella se dio la vuelta y la obligó a ver cómo su vagina le chupaba la polla.

 

—No… oh… 

—Tienes que ver.

 

Fue un susurro tan dulce. 

Observó cómo agarraba su polla y la movía lentamente, mientras sus jugos de amor salían empapando todo su pene. Era como si su cuerpo se lo estuviera comiendo mientras salivaba. 

La imagen de él acosándola en el espejo era terriblemente fascinante. 

Cassandra levantó la mano para acariciar su mejilla, y él bajó obedientemente los ojos y dejó escapar un gemido. Ella bajó la cintura, gimiendo ante el toque de él frotando y estimulando su clítoris. 

Fue como si un petardo explotara frente a sus ojos cuando su pene se hundió aún más. Cassandra sabía exactamente lo que él quería. Sintiendo sus sentimientos temblando con anticipación, le susurró al oído.

 

—Dame tu pene.

 

En el momento en que siguió su susurro, vio a Ed riéndose como el diablo... Era un demonio con cara de ángel. Fue terriblemente encantador.

Su culo se levantó y el pene de Ed la penetró lentamente. Su abertura vaginal se tensó y las arrugas en su pared vaginal se estiraron, jadeando mientras trataba de sacarlo. 

 

—¡No!  Ed! ¡Para!

 

Sumado a su lucha y peso, la mitad de su polla se introdujo. Cassandra estaba aterrorizada cuando se miró en el espejo para ver que le quedaba la mitad de ese asombroso tamaño.

 

“¡Es una locura! Está muy adentro. Es imposible que entre más. Me arruinará.”

 

Ella sollozó, olvidando las noches en que lo había aceptado innumerables veces.

 

—Cassandra… 

 

Ed con su mano giró su cabeza y la envolvió como una serpiente, codiciando sus labios. La coerción y la presión de él la excitan aún más. Ed chupo la saliva de su boca como si estuviera poseído.

 

“¿Qué tan grande es?”

 

Adentro, mientras su lengua se enredaba y la saliva se mezclaba, su pene se hizo más grande y pareció desgarrarla.