Lamelo, Edward +18

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Hace treinta minutos, miró hacia la puerta, emocionado por finalmente verla. Más allá de esa puerta estaba Cassandra.

Mientras seguía a Tess y a Yurina, Cassandra se sonrojó de vergüenza cuando lo vio. Cassandra, que se había alejado de él durante dos días, Edward no tenía ni rastro de algún resentimiento por su timidez. 

Apartó la mirada, satisfaciendose. Podía notar que ella estaba fingiéndose estar tranquila, pero sus mejillas se sonrojaron ante su presencia y en ese momento deseó poder acercarse más.

A pesar de que esta mañana había calmado un poco sus deseos, en el momento en que la vio se sintió de nuevo emocionado. ¿Cómo es posible que esté así por una mujer? Hace dos días, cuando dijo que era la prometida de su hermano, supe que él era el príncipe. 

¿Cassandra siente lástima por su situación? ¿O hay otro propósito? De cualquier manera, a Edward le parecía bien.

El duque Landaik tiene la mayor influencia en el Imperio de Avalon. Así que era obvio que tenían el estatus suficiente para estar juntos. Si hay algo que se interpone en el camino, es el hermano mayor del que se dice ser su prometido... Después de todo, convertirse en emperador sería la forma más segura de estar juntos.

Cuando supo cuál era realmente su identidad, sintió pena por ella, por evitarlo. Actuó groseramente para no llamar su atención... Renunció a la investigación y dijo que se iría mañana. ¿Cómo podía huir tan fácilmente? Quería ponerse encima de ella y aferrarse a ella llorando como aquel día.

 

—Cassandra… ¿Y si el culpable fuera yo?

 

Quedó atrapada en su trampa y envió a todos afuera. 

No pudo evitar reírse de la alegría de estar finalmente a solas con ella. Le dolió el corazón por los ojos verdes que lo miraban sin evitarlo. Le gusta mucho. Su olor, la temperatura de su cuerpo e incluso esa mirada confiada y altiva tenía que ser solo para él.

Su lengua y labios provocaron una respuesta en su cuerpo. Era lindo que ella estuviera aguantando incluso cuando estaba así de mojada.

 

—¿Eres el asesino?

 

Se aguanto la risa que estuvo a punto de estallar ante la estúpida pregunta. Cómo se sorprendería si supiera de cómo la ve ahora. Bueno, fue divertido para él atraerla con simpatía, pero... Decidió acabar con el papel de un esclavo sexual  inocente. 

Si ella estuviera jadeando encima de él, ¿no aceptaría su verdadero yo hasta cierto punto? Si... sería divertido…

Sus ojos verdes se encogieron por el calor mientras su lengua frotaba y se clavaba en la tierna carne entre sus piernas. 

El recuerdo de poner su pene entre sus muslos y sacudir su cintura como un loco lo hacía perder la locura. Estaba locamente extasiado. Fue demasiado cruel para él que fue tan considerado con Cassandra… que no lo buscara después de ese día.

Su mirada se detuvo en su bajo abdomen. Volviéndote loco. Apenas resistió el impulso de agarrar su polla y sacudirla frente a esos ojos indiferentes. El tipo que tenía una erección inmediatamente le mostró su existencia ante su mirada.

 

“Eres mi mujer.”

 

Ella mencionó que pronto se iría. Si no hace nada, la perdería y se casaría con su hermano. De solo imaginarla a ella y su hermano estando juntos… prefería morir que antes ver a Cassandra con otro hombre.