Capítulo 15.

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NARRA LEEANNA.

-¡Lucas!

Al verme, mi hermano sale de la embarcación y se dirige hacia donde me encuentro. Se notaba que estaba agotado y con muchas ganas de tirarse a una cama. Su mano derecha sujetaba su pequeña maleta de trabajo.

A fin de cuentas, tuve que pasar yo a buscarle. Aprovechando la situación del momento en que Noah y Rubén están juntos, para no levantar ninguna sospecha.

-¿Qué tal te encuentras?- le pregunto mientras salimos del aeropuerto, en busca de mi coche.

-Normal, ya sabes. ¿Tú?

-Igual.

Nos metimos en el coche y nos pusimos en marcha hacia su hogar.

-¿Noah?

-En lo de un amigo - mentí.

-Creí que vendría a verme - agrega por debajo.

Era verdad. Noah siempre me acompañaba a buscarlo a un regreso de sus viajes. Pero no es tan grave que no haya venido conmigo una sola vez, ¿o sí?

Mientras viajábamos, Lucas me contaba las novedades de sus nuevos proyectos laborales. Y también que, durante el pequeño viaje, conoció a una chica. Según sus palabras una tía simpática y cariñosa, en la que se interesó rápidamente. Intercambiaron números y tal vez se vean en una semana.

Lucas con novia nueva. Interesante.

Llegamos a su casa, y velozmente tomó sus cosas. Me sorprendí por su rapidez en querer llegar a su casa, pero no dije nada al respecto.

-Cuidate Lee, luego te llamo - dice una vez fuera del coche.

-Claro, adiós.

Le veo entrar al edificio y me pongo en marcha.

Suelto un pequeño grito de alegría. ¡No lo puedo creer! ¡Lucas no se ha enterado de nada! Tendré más tiempo para pasar con Rubén y Noah. Los tres juntos. ¡Por fin sale todo bien! Me pregunto como la estarán pasando Rubén y Noah.

Recibo una llamada. Suena mi móvil dentro de mi bolso, así que paro en un semáforo y lo busco.

Como si me leyeran la mente, sonrío al leer el nombre del remitente, Rubén.

-¡Hola! - soné más alegre de lo que quise.

-Eh... Lee.

Inmediatamente borré mi sonrisa al detectar que algo no andaba bien.

-¿Qué pasó?

Escucho una risa nerviosa.

-Tranquila, no te preocupes. Estamos en tu casa - responde.

¿Mi casa? Se suponía que debían regresar pasadas las seis de la tarde, o cuando terminara el evento.

-¿Entonces?

-Solo... hubo un pequeño, diminuto, y para nada peligroso, percance.

Frunzo el ceño.

-¿Un percance como qué?

-Verás... - lo oigo dudar -Supongo que tú ya sabías que Noah era asmático.

-Por supuesto que lo sé Rubén, soy su madre.

Esta charla me hacia querer apretar más el acelerador y llegar lo antes posible a mi casa. Me estaba poniendo mas nerviosa de lo que suelo estar y no me gusta.

-Pues, tuvo una crisis asmática - suelta, así como si nada.

Sigo conduciendo, tratando de no provocar ningún accidente automovilístico.

Un año para recordar. (Rubius)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora